No se puede ocultar, muchos lugares en el mundo se han vuelto inseguros para vivir o visitar. Colombia es uno de ellos y Cartagena no es la excepción. En algún tiempo fue una ciudad segura, pero hoy en día tanto propios como extraños andamos con miedo por sus calles y vías. Donde uno se meta está en riesgos de cualquier acción delincuencial. Partiendo de la percepción de los ciudadanos, y del programa CCV, Cartagena está perdiendo sus mayores tesoros, la tranquilidad, seguridad y paraíso tropical que la posicionaron como sitio turístico por excelencia en el ámbito internacional y nacional.
¿Y por qué tanta inseguridad en Cartagena? Voy a exponer algunas razones por las cuales la inseguridad se ha apoderado de Cartagena. En primer lugar, la ciudad ha crecido en territorio y en población. Su crecimiento territorial sin planificar la llenó de tugurios. Y sin un control poblacional, la ciudad ha sido invadida sistemáticamente por diferentes personas y familias de todos los rincones de Colombia y del extranjero por ser un lugar turístico, histórico y emblemático dentro del desarrollo nacional colombiano. La segunda razón, y quizás la más importante, es la crianza y educación que recibimos. Nadie se explica por qué hoy pululan los antivalores antes que los valores inculcados en las familias. La educación no ha sido la mejor, recuerden que no hace mucho, Cartagena ostentaba unos altos niveles de analfabetismo. Esta es la ciudad donde todo el mundo hace lo que le da la gana y nada le pasa. Aquí todo se puede y se vale, se percibe la ausencia de las autoridades competentes.
La tercera razón es su pobreza histórica. Las necesidades acumuladas y sin ninguna solución a la vista, llenaron sus calles y todos los barrios en la informalidad. No hay sitio vedado para el comercio, toda la ciudad es un mercado persa. ¿Debe existir alguna reglamentación? Ese flujo poblacional y la falta de oportunidades de trabajo ha inducido a la delincuencia, nadie se va a dejar morir de hambre. Y la cuarta razón, muy ligada con la anterior, es la forma tan irresponsable como han administrado la ciudad en los últimos 20 años. Se percibe en los ciudadanos que, todo el mundo llega es a robar,” todos son lo mismo”. Los gobernantes nunca han dimensionado el alcance de ser la primera autoridad de la ciudad, son el ejemplo para imitar y lo que muchos han hecho es dejar un manto de dudas con los robos descarados que le han hecho al erario. Eso lo copia la gente y lo repite en su vida diaria. Se cumple la máxima, “el hijo imita al padre”. Y algo dilapidarlo del comportamiento humano, “muchos imitan casi siempre lo malo”.
Y la quinta razón es del orden nacional. El narcotráfico, que a través del microtráfico ha llegado a todas las ciudades y pueblos de Colombia. Es una peste que ha permeado toda la sociedad desde el más alto hasta el más bajo. Esta pandemia circula por todo el territorio nacional sin ningún control ni ley. Algo bastante curioso, hoy pareciera que existieran más Pablo Escobar que antes. Y lo peor, muchos dignatarios y barones políticos se han beneficiado de los recursos producto del narcotráfico.
Seguramente existirán otras razones, pero estas por no ser atendidas con contundencia han conllevado a los niveles de inseguridad en que está sometida la ciudad. Quizás por eso la embajada de los Estados Unidos se atrevió advertir a sus ciudadanos los riesgos que corren cuando visitan a Cartagena. No nos puede causar alarma esta advertencia, ya lo habían hecho en otras oportunidades, incluso con todo el país. Y ahora con el virus pandémico que circula, los riesgos son más altos.