"La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará lo que les hiciste sentir", Maya Angelou.
Existen numerosas teorías sobre liderazgo que ofrecen frases inspiradoras y orientación clara sobre las expectativas actuales para los líderes en cualquier ámbito o escenario. Se destaca la gran necesidad de contar con líderes que, ante todo, inspiren con su comportamiento y sean capaces de movilizar a los equipos en torno a un propósito común.
Sin embargo, es cada vez más común encontrarnos con personas altamente técnicas y capacitadas ocupando posiciones de liderazgo. Si bien poseen un conocimiento brillante, a menudo carecen de habilidades para relacionarse y gestionar personas. La inteligencia no siempre se traduce en sabiduría, y ahí es donde radica gran parte de la frustración tanto para los líderes como para los colaboradores.
Cristina Salvador, fundadora de Both People & Comms, firma española especialista en crear contenido y experiencias para conectar a las personas, destaca la importancia de "cuidar los afectos": escuchar, preguntar y mantener buenas conversaciones que permitan no solo una transformación organizativa, sino también contar con equipos inspirados y genuinamente conectados.
Esto implica un papel desafiante en la vida diaria de un líder, que actualmente está muy lejos de la antigua concepción de un jefe basada en la autoridad, y se enfoca más en alguien con habilidades para conectar y cohesionar a su equipo.
La gestión consciente de los líderes debería incluir la prevención de renuncias silenciosas en la organización (Quiet Quitters) y la mitigación de los múltiples síndromes que asfixian a los colaboradores en muchas empresas (Cronos, Hammurabi, Hubris, de Napoleón, Burnout).
Los líderes inspiradores son un requisito fundamental para las organizaciones con visión de futuro, ya que reconocen que el poder de su marca y la calidad de sus líderes son activos estratégicos para atraer al mejor talento. Hoy en día, las personas eligen dónde desean trabajar en función de una propuesta de valor atractiva, donde se sientan valoradas, atendidas y donde se realicen esfuerzos genuinos por empatizar, evitando minimizar su esfuerzo o ridiculizarlos mediante una comunicación agresiva.
Independientemente de la generación a la que pertenezcan, todos los seres humanos desean ser tratados con calidez, sentirse reconocidos y tener un camino real de crecimiento frente a ellos.
En nuestro próximo blog, exploraremos cómo conviven las diferentes generaciones en las organizaciones y lo que esto representa tanto para el liderazgo como para la comunicación. ¡Gracias por leer y compartir!
*Comunicadora social y periodista, magíster en Administración, especialista en Gerencia de la Comunicación Organizacional. Docente de cátedra.
