A mediados de agosto se realizó un taller organizado por el Consejo Urbanístico Ambiental de Luján con su comunidad; en este municipio habitan 110.000 personas y está emplazado en la Cuenca del Río Luján, en la Provincia de Buenos Aires (Argentina), una de las más densamente pobladas y más productivas del país. Luján se caracteriza por desarrollar actividades relacionadas con el turismo religioso, y se halla rodeada por una gran área rural donde se producen monocultivos, donde operan industrias textiles, frigoríficos, entre otras actividades.
La comunidad se mostró preocupada por las obras hidráulicas que se están realizando para contener las inundaciones provocadas por el río Luján, sobre el cual está asentada la ciudad. Un cauce de llanura en el que el derecho a hacer uso de las tierras que lo bordean está vedado, lo que impide la integración y el disfrute de este curso de agua a la vida de la ciudad.
Hace unas décadas su vera formaba parte de actividades recreativas, e incluso hoy representa un área de entrenamiento de remo, pero el nivel de contaminación debido a la presencia de metales pesados vertidos por industrias, como así también de pesticidas nocivos para la salud (glifosato), han limitado a lo largo de los años su disfrute. Asimismo, se han extendido las actividades inmobiliarias que tienen como objetivo el desarrollo de barrios privados, que provocan gentrificación y la reducción de las áreas de humedales, vitales para la absorción de precipitaciones y desborde el río, como así también como “supermercados” vivos (Pintos, 2024).
La comunidad repiensa el acceso a la tierra, acorde a lo planteado por Reese (2024), y la forma en que se pueden resguardar los bienes comunes, para poder trabajar desde un enfoque de derechos y, de esa manera, vehiculizar el acceso a derechos un hábitat digno, entendido no sólo como el acceso a la vivienda adecuada, sino a la ciudad en general, el espacio público, la movilidad urbana, los servicios ecosistémicos, etc.
El río (y los arroyos de la cuenca) como identidad es una línea recurrente en el taller, pensada por comerciantes, ambientalistas, productores rurales, académicos, y todo el arco social allí presente, y el único modo de lograrlo es recuperar la salud de la vía fluvial y su entorno, y el acceso público a sus riberas, para poder convertirlas en un lugar de esparcimiento, como así también de desborde en momentos de expansión de su cauce y así reducir el impacto de las inundaciones.
De este modo, el encuentro ciudadano genera cohesión y fortalecimiento de la identidad, refuerza la articulación entre ciudad y campo, y vehiculiza una conciencia que permite repensar la ciudad en armonía con la naturaleza, una acción más que obligatoria en este contexto de emergencia climática en el que las ciudades latinoamericanas sufren un mayor impacto debido a las condiciones de su población.
María Paula Cicogna y Nicolás Arrúe
Arq. Nicolás Arrúe, Presidente del Consejo Urbanístico Ambiental de Luján (Provincia de Buenos Aires, Argentina), nicoarrue@gmail.com. Dra. María Paula Cicogna, directora del GICP “Desplazamiento forzado por desastres en contexto de emergencia climática” (Universidad de Buenos Aires, Argentina), mcicogna@sociales.uba.ar.
Colaboradores del Laboratorio de Cultura Ciudadana de Cartagena