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Desde hacía treinta años (1982) no se veía que en las siete primeras carreras ganara un piloto diferente. No fue el paseo de Sebastian Vettel en el 2011 ni tampoco los aplastantes triunfos de Michael Schumacher en su época. Volvimos a ver, como en el 2010, un duelo entre dos grandes pilotos, Alonso y Vettel. (Aunque a veces vimos duelos entre tres o cuatro pilotos al mismo tiempo). El último desafío en Brasil fue tan emotivo como sensacional por la aparición de la lluvia.
Otra vez, como en el 2010, se le escapa el triunfo a Fernando Alonso en la última carrera. El español sacó lo mejor de su repertorio como piloto, luchó incansablemente hasta la última vuelta y quedó apenas a tres puntos del campeón. Ínfima diferencia para un piloto que no contó con un auto a la altura de sus condiciones.
El alemán Vettel, en cambio, ganó el campeonato en los últimas seis pruebas gracias a sus capacidades, pero también a que su equipo, Red Bull, hace tres años tiene el mejor auto de la categoría.Con apenas 25 años, entra en el club de los tricampeones, (ya lo había hecho Senna, Lauda, Piquet, Stewart) como el piloto más joven en ganar tres campeonatos y consecutivos.
De cualquier forma, este año, vimos más equilibrio mecánico entre los cuatro mejores equipos, Red Bull, McLaren, Ferrari, Lotus, gracias en buena parte a los cambios introducidos en la F-1. que la han hecho más competitiva y ha redundado en un mejor espectáculo para los asistentes y televidentes.
Hay que resaltar el triunfo del venezolano de Williams, Pastor Maldonado en España; algo que no veía latinoamerica desde los triunfos de Juan Pablo Montoya con Williams y McLaren. También los dos segundos lugares del mexicano Sergio Pérez del equipo Sauber y que le valió ser contratado por McLaren la próxima temporada para reemplazará a Lewis Hamilton que se va para Mercedes.
Vimos en la parrilla del 2012 a seis campeones mundiales disputando palmo a palmo el campeonato,
Alonso, Vettel, Hamilton, Button, Raikkonen y al gran Michael Schumacher que dijo adiós al automovilismo competitivo.
Y el gran triunfador, de nuevo, para el genio de la ingeniería de la F-1, Adrian Newey. Diseña carros no para ganar carreras sino para dominar varias temporadas. Los tres ultimos campeonatos de constructores con Red Bull lo corroboran, aunque ya lo había hecho con Williams y McLaren.