El consumismo, enemigo de la naturaleza


El 5 de junio se cumple un aniversario más del Día Mundial del Medio Ambiente, aunque no creo que haya muchas razones para celebrar si tenemos en cuenta que cada vez son más los hábitos de consumo y las empresas generadoras de bienes y servicios que chocan con cualquier política ambiental existente.
Cada vez son más los productos empacados en desechables, icopor, plástico y tetrapac, materiales que de una u otra forma contribuyen al aumento de la temperatura, contaminación de la tierra y cuerpos de agua, pues cuando son desechados contribuyen a la producción de gases de efecto invernadero y lixiviados.
Aunque existen empresas e industrias que se jactan hablando de las políticas ambientales, y patrocinado eventos para la conservación, estos no son más que paños de agua tibia ante el impacto que genera la producción de sus bienes.
Y no lo digo por decirlo, hace una semana vi en un envase no retornable de coca-cola de un litro (que antes venía en botella de vidrio), el anuncio: “Nuevas tecnologías amigables con el ambiente” y me dije, ¿será que este embace de plástico no contamina?, pero para mi sorpresa la nota se refería a que esa multinacional, en el 2008, “introdujo 3.300 enfriadores que usan el 30% menos de energía con el fin de ayudar a disminuir el efecto invernadero”. El mensaje termina diciendo “nuestro planeta es único cuídalo”.
Después de leerlo me pregunte si en vez de reducir el consumo de energía con los enfriadores, que ya están en todas partes, no sería mejor si utilizaran menos envases de plástico, además de dejar de distribuir las neveras. De esta forma serían más coherentes con su política ambiental.
Alguna vez le escuche a alguien decir que la fuerza que está tomando lo ambiental no obedece a un aumento de conciencia social relacionada con el medio natural, sino al aumento del impacto económico derivado del deterioro ambiental.
Reconozco que la culpa no es solo de los productores de bienes y servicios, los consumidores jugamos un papel fundamental, pues somos nosotros quienes decidimos si compramos o no, los productos que de una u otra forma contribuyen a los efectos negativos en el ambiente.
Es cierto que no podemos dejar de satisfacer nuestras necesidades sino encontramos cosas que no vienen empacadas en productos que hagan parte de una política de sustentabilidad, pero también es cierto que podemos dejar de consumir muchas cosas que a veces resultan hasta innecesarias o que si bien hacemos un pequeño esfuerzo, las podemos conseguir en empaques que no contaminan tanto.
Por ejemplo, las gaseosas y jugos aún los podemos conseguir en botellas de vidrio, aunque a veces resulte difícil, aún se consiguen. Cuando vayamos a hacer mercado podemos llevar nuestras propias bolsas de tela o cajas. Cargar con un termo de agua y así evitar comprar botellas de agua, procurar comprar productos en empaques más grandes y de esta forma generar menos basura, consumir menos productos empacados, fijarnos en las especificaciones para ver si quienes las fabrican tienen alguna política ambiental. También podemos hacer un uso razonable de los recursos naturales, la energía y el agua, de esta forma contribuiremos con la mitigación de los efectos climáticos y exigiremos a los fabricantes utilizar tecnologías más sostenibles o sustentables.
De lo contrario seguirá imperando todo aquello que de una u otra forma nos está llevando a vivir en un planeta desértico, donde la temperatura aumenta cada día más, donde no se pueda respirar aire puro, ni disfrutar de la belleza de los árboles, el mar y las aves.
Si nos detuviéramos a pensar en lo que podemos hacer por salvar o contribuir con el bienestar de la naturaleza, seguro que lograríamos, sino disminuir, detener el calentamiento global. Creo que el consumo ineficiente de energía se podría contrarrestar si de verdad hubiese voluntad.
Las tecnologías limpias, los inventos y muchos descubrimientos dan para que vivamos en un mundo sin dióxido de carbono, pero puede más la ambición y la falta de voluntad para cambiar de parecer. Seguimos utilizando combustibles fósiles no porque no haya otras alternativas de producción más limpia, sino porque las otras formas sostenibles no dan tanto dinero.
Dicen los expertos que si la temperatura aumenta más de un grado podría peligrar el delicado equilibrio de la naturaleza desde el fondo de los océanos hasta las cumbres más altas del mundo y me pregunto, entonces qué le dejaremos a las futuras generaciones y hasta cuándo la tierra soportará nuestros abusos?.
Que el Día del Medio Ambiente sea el propicio para empezar a reflexionar y tomar las medidas pertinentes. Se que si cada uno de nosotros empieza con pequeñas acciones, se puede hacer algo.


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