Es realmente estresante salir a las calles de Cartagena, además de los trancones, las basuras regadas por doquier, los malos olores en las zonas públicas, la invasión del espacio público, la falta de cultura y amor por el patrimonio, entre otros tantos, está el ruido.
Hoy quiero ser la voz de muchos ciudadanos que como yo padecen todos los días el bullicio de los buses, taxis, carros y motos.
Ya no son solo los parlantes a todo volumen, como si fuera poco ahora las busetas tienen una corneta en el pito y otra en los frenos. Cada vez que los escucho me aturden y lo peor es que al conductor le encanta y cada vez que puede los hace sonar.
Lo experimente, el lunes pasado, con la buseta de la empresa Cootransurd de placas UAO 800, el pito y el freno suenan tan horribles que no me aguanté y le pregunte al conductor que por qué sonaba así y ni me escucho, muestra de que él ya esta sordo. Otro conductor me comentó que el ruido era de fábrica en ese modelo.
Y a donde me dejan a los taxistas, los carros particulares y las motos; son unos expertos salvajes pitando por todo y por nada.
Si son los taxis y las motos taxis no pueden ver a una persona parada en la acera porque inmediatamente le pitan, cosa que solo pasa en esta ciudad.
Si son los particulares no pueden ver que el semáforo cambie de rojo a verde porque enseguida empiezan a pitarle al de adelante para que se mueva.
Creo que si seguimos así los niños, jóvenes y adultos vamos a sufrir de sordera dentro de unos años.
Cada vez que me subo a un bus de esos escandalosos, me acuerdo de hace dos años cuando el EPA dijo a El Universal que iba a acabar con las cornetas de los buses y los frenos de aire, pero como muchas de sus campañas, todo queda en el intento.
La solución no se da de la noche a la mañana, las campañas tienen que ser permanentes, constantes y acompañadas de educación, de lo contrario solo servirán para despilfarrar el dinero de nuestros impuestos.
Hace un año fue la última vez que el EPA hizo una campaña contra el ruido en la que decomisó parlantes y sensibilizó a unos cuantos conductores, los mismos que seguramente volvieron a instalar otros parlante y de ñapa le pusieron una corneta al freno y al pito.
Yo como ciudadana afectada exijo a las empresas de transporte público, al EPA, a la Policía Ambiental, si es que aún existe, y al DATT hacer cumplir el Decreto 948 de 1995, Art 59 que dice que “el uso del claxon o bocina por toda clase de vehículos estará restringido. Los vehículos de servicio público de transporte de pasajeros, tales como buses y taxis, no podrán mantener encendidos equipos de transmisiones radiales o televisivas, que trasciendan al área de pasajeros, a volúmenes que superen el nivel de inteligibilidad del habla. Las autoridades ambientales establecerán normas sobre localización de altoparlantes en esta clase de vehículos y máximos decibeles permitidos”.
Propongo a todos los ciudadanos hacer una lista de las busetas que tengan corneta y de los carros que piten sin necesidad y llevársela al EPA y DATT para que cumplan con su tarea u obligación.
¿Cuándo seremos una ciudad realmente civilizada? Es la pregunta que me hago todos los días.