"Monta una barbería, para que te peles"


Era más o menos el año 2002, vivía y trabajaba aún en la capital del país y recuerdo que llegué a pasar unos días en la ciudad de Cartagena. Poseo entre mi baraja de amigos a uno que apodan “El Tigre”, un tipo bastante emprendedor al que unas veces le va mejor que otras pero que a fin de cuentas no teme emprender un negocio.
Sus palabras en ese entonces fueron: “voy a montar un SAI, ese es el negocio que da plata”. La expresión no pudo ser mas desacertada; pues al poco tiempo la proliferación de este tipo de emprendimientos los condujo a la baja rentabilidad, el acceso mas fácil a la tecnología los hizo obsoletos y su negocio desapareció junto con un centenar similar.
Lo mismo sucede en este momento con las barberías, es el negocio de moda, he llegado a creer que todo aquel que posee unos cuantos ahorros y un espacio disponible en el garaje de su casa; considera la barbería como el negocio que lo puede catapultar al éxito.
Dejamos de lado algunos determinantes del éxito de una idea cuando nos apuntamos en el negocio de moda y es que el factor innovación se vuelve crucial en la conquista de nuevos mercados, en la perdurabilidad en la línea de tiempo y en el crecimiento sostenible de los emprendimientos y este tipo de negocios carecen por completo de el.
No es que este mal montar una barbería, lo que sucede es que el negocio empieza a ser calcado de un arquetipo inicial, no hay nada nuevo en los que empiezan a proliferar; por lo tanto la propuesta de valor es la misma, la competencia empieza a ser por precio y cuando la guerra de precios entra en juego, si tu negocio no está preparado y nacido para esto, terminarás fuera de mercado por la baja rentabilidad y la imposibilidad de cubrir los gastos fijos.
La creatividad debe estar implícita en el modelo de pensamiento del emprendedor y la innovación será el rasgo distintivo que pueda catapultarlo al éxito en el escenario competitivo de las grandes organizaciones.
Los modelos calcados de negocios siempre han existido, hace mucho tiempo para aquellos que en otrora vivieron del muelle, el emprendimiento era comprar un taxi, un tiempo después eran los SAIs, recientemente el alquiler de bicicletas y ahora las barberías que se han vuelto parte de nuestro paisaje cotidiano y las encontramos por todos lados y del mismo tipo.
Siempre existirán pequeños inversionistas dispuestos a sacrificar sus pocos ahorros en una aventura destinada al fracaso; desconozco en qué anda mi amigo el Tigre en estos momentos pero no quisiera creer que se encuentra ad portas de montar una; no me quiero imaginar que está dispuesto a “pelarse” y a que lo “pelen”.


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