Crónica de un mal chiste


La mamá de Juanito no lo podía creer: por primera vez no tendría que gastar un peso en la matrícula de su hijo. “El gobierno”, cualquiera que fuese, no importa, anunció otra vez que la educación en los colegios públicos ahora sí sería gratis.

Juanito se preparó como nunca para ir a clases. Era el primer día de colegio gratis, nada menos, y nadie podría regresarlo a la casa por no pagar. Sin embargo, regresó más pronto de lo que imaginaba… el salón era un horno y los baños un verdadero reto para los publicistas que hacen magia con los detergentes en la televisión.

Por mora en el pago, las empresas de servicios públicos cortaron el agua y la energía, muy seguramente en todo su derecho y amparados en las normas legales correspondientes.

Si el atraso en el pago de los servicios depende o no de los dineros de la educación gratuita, es otro cuento, pero cortarle la luz a un colegio, sobre todo en estos climas, debería ser considerada una infracción al derecho internacional humanitario.

Entonces una amiga de la mamá de Juanito le leyó, porque ella no sabe, una noticia en el periódico según la cual la primera platica del “gobierno” para garantizar la gratuidad de la educación está embolatada.

Preguntó en el colegio y le dijeron que “el municipio” no ha pagado; fue a la Alcaldía y le dijeron que la Gobernación no había enviado la plata. Averiguó en la Gobernación y le dijeron que sí la habían enviado pero que posiblemente la habían utilizado para otra cosa.

¿Para otra cosa? –preguntó ella- ¿y cómo qué otra cosa se puede hacer con la plata de los colegios? El funcionario suspiró profundo y se dijo a sí mismo:
-¡uuuffff!

De nuevo en la alcaldía le informaron que efectivamente habían recibido unos dineros pero que nadie sabía para qué eran exactamente porque fueron enviados con el rubro de “calidad educativa” y en los papeles no decía por ninguna parte que el dinero debía utilizarse para la “gratuidad” de las matrículas.

-Bueno, y por qué no le dicen a ese tal ‘rubro’ que si la plata la mandaron con él, que la devuelva porque los ‘pelaos’ están pasando trabajo con el colegio- dijo la desprevenida mujer.

Finalmente le dijeron que lo de la educación gratuita no fue consultado con el “municipio” para establecer si éste podía asumir esa responsabilidad. ¡No fue consultado! Pero si la mamá de Juanito y medio pueblo más lo sabían desde el año pasado, y en los periódicos salía una propaganda inmensa anunciando la redención para el bolsillo de muchos padres de familia…

-¿Y cuándo ha respondido “el municipio” por algo?- dijo la señora.
-Es cuestión de trámites- le dijeron y se marchó.

Ya en la casa, Juanito le preguntó si mañana habría clases porque con ese calor él preferiría no ir. Su madre, con la certeza de quien sabe que nada es gratis en la vida, le respondió: -bueno, clases no sé si haya porque “el municipio”, igualito a tu papá, no quiere responder, y lo del calor no es problema porque es cuestión de trámite…


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