Introducción
El secreto de un matrimonio feliz es el perdonarse mutuamente…
el haberse casado.
Reflexión
Cualquiera diría románticamente y de manera ambigua, que lo que el chiste plantea es cruel y falso, pero en el fondo tiene mucho de verdad. El matrimonio saludable implica el humilde reconocimiento de haberse casado no con la persona real de carne y hueso, sino con su idealización; si no lo hace, esa herida narcisista permanecerá abierta y el amor morirá desangrado. Reformulo entonces el chiste de esta manera: “El secreto de un matrimonio feliz, es el perdonarse mutuamente el haberse casado… con una idealización”. De allí que las expresiones más frecuentes en las primeras escaramuzas y peleas de los años mozos son aquellas que dicen: “¿con quién me casé Dios mío? ¿Él me mintió, él me dijo que me amaba y no era verdad”.
Uno de los aspectos importantes para un matrimonio próspero, armónico y feliz que camina en dirección al amor adulto, es aquel que incluye en su agenda “el perdón”, el perdón a uno mismo, a las decisiones e indecisiones, el perdón a la pareja; e incluso el perdón a Dios, o mejor a la falsa imagen de Dios que nos hace creer que él tiene una agencia matrimonial y es él quien nos escoge la pareja. Para poder lograr este tipo de perdón tendremos primero que entender que es una gran equivocación pensar que el enamoramiento es eterno, la realidad nos muestra que el amor romántico no dura toda la vida; ¿se imaginan un mundo en el que todos andamos como en las nubes, alimentándonos constantemente de unas relaciones narcisistas en las que yo estoy con la otra persona porque fortalece mi egoísmo? El enamoramiento es ego–ista por naturaleza, lo que se fortalece en él no es la auto-estima sino el egoísmo. El principio básico de esta etapa es “yo te amo siempre y cuando tú me sigas haciendo sentir bien. No hay datos exactos de cuánto tiempo dura esta adicción llamada enamoramiento, algunos dicen que tres o seis meses, lo cierto es que esto va a depender también de las variables externas, si es un amor permitido, sin límites ni barreras artificiales, durará entre tres u ocho meses, si por el contrario se trata de un amor lleno de límites y obstáculos (tipo Romeo y Julieta) entonces es posible que el tiempo sea mayor.
Todo esto genera una reacción en cadena: entre más disminuye la dopamina y la serotonina (desenamoramiento), la otra persona se ve más nítida y clara ante nuestros ojos, entre más claramente vemos a la otra persona, más disminuye la idealización que habíamos construido en torno a ella, pudiendo llegar incluso a verdaderos niveles de “desencantamiento”. Cuando esto sucede entramos en una nueva etapa, la del “amor en tránsito” es decir un amor en transformación, en situación de cambio, y como todo cambio, esto genera incomodidad. Es normal que en este momento se dé una doble situación al interior de la persona antes enamorada, ahora los sentimientos suelen ser de frustración y rabia. Igual que en el enamoramiento, el amor en tránsito se puede prolongar por varios meses o años, y va a estar acompañado de una nueva forma de percepción de la otra persona, en ella se comienzan a ver todas las fallas y manías de la que antes era considerada “la persona perfecta”, “el amor de mi vida”, “mi media naranja”, y todo esto pasa de un momento a otro, es como si hubiésemos querido quitarle un hilito que le colgaba a una camisa, y cuando jalamos el hilito se nos comenzó a descoser toda, es una situación que se suele acompañar de miedo y tristeza, miedo a quedarnos sin camisa y tristeza ante la desnudez que se avecina, nuestros sentimientos y nuestro ser se lo hemos entregado a alguien que en el fondo no se merecía tanta atención y dedicación de parte nuestra. En este momento, por lo general, es cuando tratan de “cambiar al otro” para que se parezca lo más posible a aquello que habíamos creído ver en ella, este es un ejercicio inútil y por demás imposible, es como tratar de meter un círculo dentro de un cuadrado.
Cuando por fin se dan cuenta que no va a cambiar; de que en definitiva no va a ser la persona perfecta (según mis parámetros de perfección), la rabia que se siente como resultado de tamaña frustración, termina llevando a la persona a un estado de desilusión. Sin lugar a duda se trata de un momento crítico para la relación; muchas parejas no logran superarlo, son incapaces de vivir con sus diferencias. Pero afortunadamente las que se animan a recorrer el camino de la aceptación y la adaptación comienzan a superar el problema llegando al siguiente nivel del amor: "El amor adulto", sólo entonces estarán listos para cantar junto con Miguel Bosé: "Te amaré".
Conclusión
Ley No. 5. La Ley de El Secreto. “A lo hecho, pecho”. Libertad, responsabilidad y conciencia.