La Terapia Estructural de Salvador Minuchin: Un modelo que hizo historia.


De la técnica al arte del cambio familiar

La terapia familiar estructural, desarrollada por Salvador Minuchin en el contexto de su trabajo con familias en situación de vulnerabilidad social, representa un hito en la historia de la intervención psicológica. A diferencia de otros modelos centrados en el individuo, Minuchin propuso que los problemas de los pacientes no pueden comprenderse ni resolverse al margen de los patrones de interacción familiar que los sostienen. En este sentido, la estructura familiar –entendida como el conjunto de reglas relacionales que organizan la conducta de sus miembros– se convierte en el foco principal del abordaje clínico.

El presente articulo tiene como objetivo presentar tres técnicas fundamentales del modelo estructural: la escenificación, el desequilibramiento y la reestructuración. A partir de su análisis conceptual, se aplicarán estas herramientas a un caso clínico hipotético, con el fin de ilustrar cómo se pueden generar transformaciones significativas en la dinámica familiar. Finalmente, se ofrecerá una reflexión crítica sobre los aportes y desafíos de este enfoque para la práctica psicológica contemporánea.

Desarrollo

1. Las técnicas estructurales de intervención

a. Escenificación

La escenificación consiste en provocar que los miembros de la familia reproduzcan dentro del espacio terapéutico las interacciones cotidianas que caracterizan su funcionamiento disfuncional. Para Minuchin (2004), esta técnica permite observar en vivo los patrones relacionales, en lugar de depender únicamente del relato verbal. Al promover la actuación de un conflicto, el terapeuta puede identificar alianzas ocultas, coaliciones disfuncionales o fronteras difusas que contribuyen al síntoma.

La escenificación no es una simple dramatización, sino una herramienta diagnóstica y transformadora. Al provocar una situación real dentro del consultorio, el terapeuta gana acceso directo al sistema, y puede intervenir en el momento preciso para modificar las secuencias interactivas.

b. Desequilibramiento

El desequilibramiento es una técnica que consiste en alterar temporalmente las jerarquías y alianzas del sistema familiar para facilitar el cambio. El terapeuta puede aliarse con un miembro aislado, reforzar la posición de un subsistema débil o desarticular coaliciones disfuncionales (Minuchin & Fishman, 2004). El objetivo es crear un estado de inestabilidad controlada que obligue al sistema a reorganizarse de manera más funcional.

Esta intervención requiere que el terapeuta se implique activamente, utilizando su presencia, lenguaje corporal y tono de voz como instrumentos estratégicos. No se trata de manipular, sino de ejercer una influencia desde dentro del sistema para reconfigurarlo.

c. Reestructuración

La reestructuración es la técnica central del modelo estructural. Implica introducir nuevas pautas de interacción, establecer límites más claros entre subsistemas y redefinir roles familiares. Para ello, el terapeuta utiliza intervenciones que interrumpen los patrones rígidos y fomentan conductas alternativas (Minuchin, 2004).

La reestructuración no ocurre por mera persuasión verbal, sino por el uso de técnicas como la escenificación, la intensificación, la redefinición del síntoma o incluso la paradoja. El terapeuta actúa como arquitecto del cambio, modelando nuevas formas de relación que permitan al sistema familiar adaptarse a sus tareas evolutivas.

2. Aplicación de las técnicas a un caso clínico

Caso clínico simulado: La familia Ríos

La familia Ríos está compuesta por Luis (padre, 45 años), Carmen (madre, 43 años), Valentina (hija, 14 años) y Esteban (hijo, 9 años). Consultan porque Valentina presenta crisis de ansiedad, aislamiento social y conductas oposicionistas en casa. La madre está muy implicada emocionalmente con Valentina, mientras que el padre se muestra distante y poco involucrado en la dinámica familiar. Esteban, por su parte, adopta un rol de “niño bueno”, sin reclamar atención.

Durante las primeras entrevistas, se observa una coalición entre Carmen y Valentina, que excluye a Luis, quien a menudo es desautorizado por ambas cuando intenta intervenir. Las fronteras entre madre e hija son difusas, mientras que la relación con el padre es distante y rígida. El subsistema parental carece de coordinación, y las funciones de autoridad están desorganizadas.

a. Escenificación

En una sesión, el terapeuta solicita que representen una situación cotidiana: la hora de la cena. Valentina se niega a sentarse con la familia, mientras que Carmen intenta persuadirla con tono suplicante, y Luis permanece callado. Esta escenificación permite visualizar en tiempo real la coalición madre-hija y la desconexión del padre. El terapeuta detiene la interacción y señala cómo esta dinámica puede estar contribuyendo al malestar de Valentina, quien parece atrapada entre el rechazo y la sobreprotección.

b. Desequilibramiento

En sesiones posteriores, el terapeuta comienza a aliarse de forma estratégica con Luis, validando sus esfuerzos por participar y alentándolo a expresar sus opiniones con más firmeza. En una ocasión, invita a Carmen a observar sin intervenir mientras Luis conversa con Valentina. Esta intervención busca fortalecer el subsistema conyugal y restaurar el liderazgo parental compartido.

El terapeuta también fortalece a Esteban, invitándolo a opinar sobre los asuntos familiares, con lo cual rompe el patrón en el que su rol pasivo lo mantenía invisible. Al alterar temporalmente la estructura relacional, el sistema se ve obligado a reorganizarse.

c. Reestructuración

A medida que se consolidan los nuevos patrones, el terapeuta guía a la familia en la creación de límites más claros: Carmen aprende a ceder espacio a su hija, Luis asume un rol más activo en las decisiones familiares, y Valentina comienza a recuperar su autonomía sin cargar con la angustia de su madre. Las sesiones se centran en reforzar estas nuevas interacciones, consolidando el cambio estructural.

La reestructuración se da también en el nivel narrativo: el síntoma de Valentina deja de ser visto como un problema individual y comienza a ser comprendido como una señal de desequilibrio en la organización familiar. Este cambio en la lectura del problema permite aliviar la carga emocional sobre la adolescente y redistribuir las responsabilidades dentro del sistema.

Conclusión

El modelo estructural de Salvador Minuchin ofrece una comprensión profunda de los problemas humanos como expresiones de sistemas relacionales disfuncionales. Lejos de tratar síntomas de forma aislada, este enfoque permite intervenir directamente en las pautas que los generan y sostienen. Las técnicas de escenificación, desequilibramiento y reestructuración, tal como se ha ilustrado en el caso de la familia Ríos, muestran cómo es posible generar cambios significativos al modificar las reglas relacionales desde dentro del sistema.

Uno de los aportes más valiosos de esta perspectiva es el reconocimiento del terapeuta como un agente activo, que se implica, se mueve, se alía y confronta, no desde el juicio, sino desde la comprensión del sistema como totalidad viva. Este estilo de intervención demanda sensibilidad, claridad teórica y entrenamiento, pero también apertura emocional, creatividad y ética.

La técnica es solo el punto de partida: lo esencial es el arte de crear un espacio donde la familia pueda verse de otro modo, y donde lo que parecía inamovible comience a transformarse. Minuchin nos enseña que cambiar una familia no es imponer un orden nuevo, sino facilitar que recupere su capacidad de adaptarse, proteger y crecer.

Referencias

  • Minuchin, S., & Fishman, H. C. (2004). Técnicas de terapia familiar. Editorial Paidós.
  • Nichols, M. P. (2018). Terapia familiar: conceptos y métodos. Pearson.
  • Minuchin, S. (1992). La familia: un enfoque interdisciplinario. Paidós.

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