¿Qué hay al final del camino?


Concluyendo esta seguidilla de artículos dedicados al tema del perdón podemos afirmar lo siguiente:

  1. El perdón es una decisión unilateral por medio de la cual una persona a la que le han causado un mal objetivo, perdona a su agresor.
  2. Para perdonar no necesitamos que nos pidan perdón. A ese perdón le llamo “perdón” con minúscula porque es un perdón básico y simple que involucra únicamente a la víctima quien decide conceder el perdón.
  3. El perdón ideal o “Perdón” con mayúscula es un proceso más complejo que involucra a la víctima, que es quien decide perdonar, y al victimario que es quien decide pedir perdón.
  4. Cuando hablamos de “mal objetivo” lo que queremos decir es que el daño ya está hecho, no hay forma de negarlo, ocultarlo o absolverlo, sólo nos queda una opción terapéutica: perdonarlo, y en el fondo esto es precisamente lo que estamos tratando de entender ¿Qué es perdonar? Esto significa que si alguien me mintió y me vendió un carro que estaba dañado, yo puedo absolverlo de la culpa por haberme hecho eso, pero no le perdono el dinero que me robó y por eso lo demando ante un juez si no me devuelve mi dinero; o también puedo perdonarlo y decirle que deje así, que no es necesario que me restituya el dinero, con lo cual le libero de la culpa (absuelvo) y además le libero de la deuda (lo perdono). Igual si se trata de una infidelidad conyugal, puedes absolverlo y perdonarlo, e incluso reconciliarte (volver con la pareja) o puedes absolverlo y no perdonarlo y menos aún reconciliarte. También aplica con el hijo pródigo que dilapidó la herencia y arrepentido vuelve a casa con el rabo entre las patas, el padre de la historia evangélica (Lucas 15, 11 – 32) absolvió, perdonó y se reconcilió con su hijo, a diferencia del hermano mayor que al regreso de su hermano díscolo dejo en evidencia el profundo rencor que guardaba en su corazón. En esto se aplica el principio que dice que “cada caso es cada caso”, es decir que la aplicación del principio general requiere de discernimiento para su aplicación particular.
  5. ¿Cómo sabemos que hemos perdonado? Cuando hemos cambiado la Historia de Rencor (HR) por la Intención Positiva (IP), la cual consiste en volver a concentrar la atención en la gran meta que fue obstaculizada por el rencor que se había instalado en nuestra mente y en nuestro corazón. En otras palabras, sabemos que hemos perdonado cuando somos capaces de recordar sin rencor. Si esto no ocurre significa que la herida aún está abierta y posiblemente infectada, lo cual podrá requerir incluso de una pronta intervención terapéutica para evitar problemas mayores.
  6. La plena sanación de la herida se logra cuando hemos podido cambiar, como bien lo decía el cantante, “el odio por amor”.
  7. El perdón es sanador porque nos hace mejores seres humanos.

Para finalizar comparto con ustedes esta vieja y conocida composición, de origen desconocido, titulada: "Desiderata":

"Camina plácido entre el ruido y la prisa y recuerda qué paz se puede encontrar en el silencio. En cuanto sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia. Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, ya que son un fastidio para el espíritu. Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú. Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos. Sé cauto en tus negocios, pues el mundo está lleno de engaños, mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe. Hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales. La vida está llena de heroísmo. Sé sincero contigo mismo, en especial no finjas el afecto. Y no seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños, es perenne como la hierba. Acata dócilmente el consejo de los años abandonando con donaire las cosas de la juventud. Cultiva la firmeza del espíritu, para que te proteja en las adversidades repentinas. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Sobre una sana disciplina, sé benigno contigo mismo. Tú eres una criatura del universo. No menos que las plantas y las estrellas, tienes derecho a existir. Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera. Por eso debes estar en paz con Dios cualquiera que sea tu idea de Él y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida. Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso. Sé cauto y ¡esfuérzate por ser feliz!

 


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