Introducción
"Matrimonio es cuando dos personas deciden convertirse en una. El problema está en decidir quien sobrevive".
Dejaran a su padre y a su madre y serán una sola carne (Génesis 2, 24).
En el ejercicio de atención y consejería de parejas este es sin lugar a dudas uno de los aspectos más delicados de las crisis de parejas, posturas machistas o feministas suelen agravar más la situación, el matrimonio termina convirtiéndose en una lucha de poder que como en la película “La guerra de los Rose” (1989) termina desencadenando una trágica situación de resentimientos, de odios y de venganzas.
Cuando dos personas deciden casarse automáticamente deben iniciar un proceso de planeación estratégica de la pareja como bien lo señala la Doctora Isabel Corpas de Posada en el libro que lleva precisamente este nombre: “Planeación Estratégica para Parejas" publicado por editorial norma; en ella deben identificar debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades, deben identificar su misión, su visión y por supuesto deben trazar un camino viable para que puedan alcanzar los objetivos comunes de la pareja. Lamentablemente el común de las veces las parejas no tienen un proyecto de vida comunitario, suelen ser dos individualidades jalando cada uno para su lado, reclamándose con odio cuando aparecen las frustraciones y exigiéndole al otro una mayor cooperación para alcanzar unas metas que no son las suyas. Para poder ser una sola carne se debe tener también un mismo proyecto de vida en pareja, el yo y el tú no se eliminan, reaparecen renovados en el “nosotros”, en él tú sigues siendo tú y yo sigo siendo yo, el asunto es que cuando surge la relación de pareja, ella, la relación, es un tercero con vida propia y es el yo y el tú, ahora convertidos en un nosotros los que deben señalar el camino a seguir, y como dice el dicho “al que no planea lo planean” si tú no tienes un plan de vida, viene otro y te lo impone, porque no existe un ser humano sin un plan de vida, ni existe relación de pareja sin un plan de vida ¿Quién ha diseñado el de ustedes? La pregunta merece una respuesta honesta, en consulta he escuchado, con más frecuencia de lo que ustedes se imaginan, esta queja tanto por parte de mujeres como de hombres: “es que yo ya no tengo vida, me limito a hacer lo que ella dice”, “me limito a hacer lo que él quiere”, “sí, la verdad en mi casa yo soy el que tengo siempre la última palabra: si mi amor, claro mi amor, como tu digas mi amor” “ya estoy aburrido, no puedo ni siquiera ir al grupo de oración porque él (o ella) se molesta”… ¿Qué pasa en esas parejas? ¿Por qué esa sensación (normalmente recíproca) de sentir que no tienen el control de su propia vida, que es la pareja la que tiene el control? Yo respondo diciendo que él asunto es precisamente ese, que no hay plan común, cada uno vino con su modelo familiar metido en la cabeza a imponerlo, consciente o inconscientemente en la relación de pareja y ninguno de los dos está satisfecho con lo que han logrado hasta el momento, por eso se da esa sensación de descontrol. Que yo sepa, aún no existen universidades que tengan una carrera que prepare para el matrimonio, la gente no se prepara bien para construir un proyecto común de pareja y después esperan que la bendición del cura haga el milagrito.
Tratando de no dejar el asunto en un simple señalamiento del problema, yo voy a colocar a disposición de ustedes a continuación algunos elementos que podrían ser de utilidad para aquellos que quieren revisar o rehacer su proyecto personal de vida o su proyecto de vida en pareja. Lo primero que debemos tener presente es que un buen proyecto de vida, individual o en pareja, debe permitir el desarrollo integral de todas las áreas que conforman la vida, es decir, si tú vas a planear tu vida debes tener presente al menos estas cinco áreas de desarrollo básico: intelectual, afectiva, social, económica y espiritual; pero además de tener presente esas áreas básicas para el desarrollo integral, también hay que tener presente que un sano crecimiento debe hacerse gradualmente, por eso hay que planear a corto plazo, mediano plazo y largo plazo; por último, cuando vamos a planear nuestro proyecto de vida debemos tener presente también que hay que fijar un objetivo o una meta general, es decir, un propósito mayor que integre a los propósitos menores, en ese proceso de fijar un objetivo principal debemos tratar de responder dos pregunta básicas ¿Qué quiero? y ¿para qué quiero eso? Ese objetivo general debe ser lo que nos permita identificar los objetivos específicos de cada área, por ejemplo si yo quiero ser un profesional ¿Qué debo hacer en el campo intelectual, afectivo, social, económico y espiritual para poder lograrlo? ¿Cuánto tiempo debo invertir para poder lograrlo? Normalmente cuando yo hablo de corto plazo suelo hablar pero no quiere, en fin, el trabalenguas o mejor las combinaciones de posibilidades de esas tres preguntas las debemos tener presente siempre en todo buen plan de vida.
Conclusión
Como pareja que quieren en verdad llegar a ser una sola carne, lo mejor que pueden hacer para lograrlo es no perder de vista que la vida en pareja requiere un plan de pareja y que como todo buen plan debe ser revisado y evaluado después de cierto tiempo, los planes no son eternos.