“MI PAPÁ PERTENECE A LOS METEMONOS”


¿Tu papá pertenece a los “Metemonos”?, fue la pregunta con la que la hija de mi amigo Rafael Daguer increpó a la de mi también amigo Sabas Medina, con el fin de identificarse mutuamente al inicio del año escolar contando con el hecho de que era nueva en el colegio y necesitaba ubicar a algún conocido.

“Los metemonos”, que en otrora fuera el apodo que le impuso un alegre profesor un grupo de estudiantes, no muy aplicados, del Colegio de la Esperanza, pasó a ser hoy uno más de los tantos grupos que atiborran el Whatsapp de nuestros dispositivos móviles.

Y es que cada día aparecen grupos nuevos. La existencia de los grupos confirma el gregarismo característico de los seres humanos y ratifica tendencias de consumo como el clanning (deseo del consumidor de compartir, de integrarse, unirse con gente del mismo estilo); en cada agremiación, grupo de trabajo, clase, equipo y pandilla siempre aparecerá uno con la brillante idea de crear un grupo.

Algunos son mas sostenibles que otros en la línea de tiempo, otros, con la misma agilidad con la que son creados, mueren. La versatilidad y la sagacidad del administrador y su séquito para generar material y contenido atractivo para el resto del grupo será directamente proporcional a la permanencia o al abandono de sus integrantes.

Su actividad es comparable con el ciclo de vida de una marca, pues igual que ellas pasan por etapas de creación, introducción, crecimiento, madurez y declinación. Y sería ideal mantenernos en etapa de madurez durante mucho tiempo, pero resulta complicado con un consumidor y/o receptor cambiante y en búsqueda constante de nuevas experiencias.

La dinámica y la recepción del material varía de acuerdo al tipo de usuarios, pero sin lugar a dudas el éxito en las etapas iniciales es el común denominador entre ellos, salvo que al creador se le ocurra la fantástica idea de intentar usarlo como herramienta de ventas. El mínimo intento de ofrecer a la venta un producto en un grupo de estos, ocasiona la huida de los integrantes como una estampida de antílopes en la sabana africana.

Me atrevo a pensar que la monetización de estos grupos llegara tarde o temprano; Carl Shapiro ofrece un buen panorama de la comercialización en el internet en su libro “Information Rules” y nos ilustra sobre las posibilidades que han tenido y que podrían tener herramientas y redes tan exitosas entre los usuarios que parten de una etapa gratuita.

Las personas se mantendrán en los grupos con los que tienen un relación similar a la que podría existir con las marcas, siendo muy activos en los que generan un vínculo emocional solido y alejándose de aquellos que les resultan invasivos o descontextualizados con sus afinidades.

Por mi parte continuaré inmerso en “7ºA”, grupo conformado por amigos de antaño exageradamente activo y en el que soy más que un lector, a pesar de lo que piensen sus administradores o usando “EliteMTB” y “Partnersbikers” de manera práctica en el quehacer deportivo; de los “Metemonos” seguiré esperando el material del día a día, las bromas y el cariño que inevitablemente no me permiten abandonarlo.


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