Pobrecita Cartagena


Cada vez que recorro la ciudad, llego a mi casa con una tristeza: de los parques, las zonas verdes y el espacio público se adueñaron los indigentes y las basuras.

Las ciénagas, los caños, el mar, las playas son también de ellos. Lo peor es que somos tan indiferentes del problema. No tenemos idea del daño que nos hacemos a nosotros mismos y a la ciudad con la contaminación de estos hermosos lugares naturales y únicos.
Que lindo sería caminar los parques lineales, o subirse a un bote y recorrer las ciénagas sin ningún problema, sin tropezar con bolsas putrefactas de basura, excretas o indigentes drogadictos y locos.
¿Cuándo tomaremos conciencia de la importancia de estos espacios para nosotros? ¿Cuándo será que las mismas autoridades cumplirán con sus funciones y motivará a los ciudadanos a cuidar y respetar estos espacios?
Mientras que la ciudad se vende como una tasita de plata en otros países, los cartageneros nos ahogamos en una letrina y grandes basureros, que también se empiezan a notar en el sector turístico.
Señor Campo Elías, Alcalde electo, yo no voté por usted - y al parecer mi voto tampoco le hizo falta- como ciudadana defensora de los animales y del medio ambiente, le pido que durante su mandato invierta mucho en cultura ciudadana, contrate funcionarios idóneos para todos los cargos, pero especialmente para las entidades que trabajan en los temas ambientales, y ponga en práctica el comparendo ambiental y castigue a aquellos ciudadanos, por no decir “cochinos” que hacen de la ciudad un vividero asqueroso.
Cada día veo más indigentes, muchos de los cuales no son de acá y como no hay autoridad para controlarlos se han aumentado considerablemente. Haga como hizo una vez un alcalde de acá de Cartagena, que en un camión recogió a esos indigentes y los llevó a sus regiones para que allá se hicieran responsables de ellos, de lo contrario no quiero ni pensar como estará esta ciudad dentro de unos meses.
Es hora de hacer sentir la Ley y cumplir con las normas, para que gocemos de un ambiente sano y una ciudad hermosa, como la que vende la Corporación de Turismo y los hoteles.
Pobrecita Cartagena, nadie la quiere, nadie la respeta, nadie... solo la quieren para explotarla, pero algún día ella será la que explote.
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Esta imagen se ve casi todos los días en el Mercado de Bazurto, donde los mismo comerciantes se encargan de contaminar y afear su entorno.


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