Las marcas, el Covid 19 y ¿por qué el credimarlboro no te mandaba a datacredito?


Si hay alguien que conoce y sabe cómo manejar las relaciones con el cliente es el tendero.

Llámese Goyo, Lucho, el Flaco, el Gordito o simplemente el Cachaco (sin importar la región del interior del país de la que sea), este personaje de la vida barrial conoce a sus clientes más que nadie.

Un tenedero promedio conoce a cada uno de sus clientes por nombre y lugar donde viven; sabe que desayunan, si compran leche o pan y por encima de todo, si tienen para pagar o simplemente pasarán a engrosar la lista de los anotados en el reconocidísimo “credimarlboro”. Ese pedazo de cajetilla de cigarrillos, donde por una desconocida tradición el tendero de barrio ha anotado a cada uno de los deudores y morosos de su establecimiento.

El marketing relacional nace en una búsqueda constante de las marcas por emular o imitar la relación de la tienda de barrio con sus consumidores. 

Cultiva a través de incentivos y regalos lo que llamamos “relación de valor”; ese escenario donde debemos buscar qué brindarle a nuestros consumidores, qué podemos regalarles para garantizar una relación sana y duradera en la que no todo contacto o encuentro se centra en la compra y venta o el intercambio de bienes y servicios.  

El momento actual del mercado implica entender que el consumidor no está dispuesto a escuchar ofertas de todo tipo de marcas. Implica que entendamos que hay una serie productos y servicios de primera necesidad que adquieren relevancia en este tiempo, que hay una segunda línea de productos y servicios que ayudan a hacer llevadero el confinamiento, ganando con esto importancia y que definitivamente hay otros productos y servicios que aunque en determinado momento fueron importantes y relevantes, la situación actual los obliga a dejar de lado la oferta.

Encontrarse en el tercer renglón, el de los productos que en este instante no aparecen en la baraja de prioridades del consumidor, te obliga a dejar de ofrecer el satisfactor; pero no necesariamente a silenciar tu marca.

Lograr una relación sostenible con el consumidor te pone en la necesidad de trabajar vínculos duraderos, iguales o superiores a los del tendero. Tu relación de valor en este momento debe estar orientada a educarlo y entretenerlo, brindándole lo que busca y requiere; que no dista de ser tips del campo de acción de tu marca y/o diversión asociada a la misma. 

El contenido digital de tu marca y la comunicación de tu estrategia, debe estar orientada a construir relaciones a largo plazo, ofrécele al consumidor en este momento, elementos que aporten a la relación a través del conocimiento, los tips, el hazlo tu mismo y la diversión; para que él te lo retribuya con fidelidad traducida en prioridad en el momento que llegue la transacción.

Los tenderos de barrio bien conocen de relaciones a largo plazo, se aprenden los nombres y apodos de sus clientes, saben qué les gusta y qué les disgusta, prestan dinero cuando no tienen para el transporte, ofrecen un escenario sociocultural para la música, el juego y la vida barrial, además de que les dan crédito en mercancía cuando hace falta.

La relación del tendero con sus clientes es una relación basada en la confianza y la credibilidad de las partes, es duradera y está enriquecida por acciones que la hacen crecer en la línea de tiempo, por ese vínculo tan sólido, el tendero aunque pudiera, nunca te reportaría en datacredito. Ofrece a tu consumidor lo que busca ahora, el momento de la compra, llegará.


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