Conflictos de parejas, hijos y buenas prácticas conyugales


Los hijos y los conflictos de pareja

Los conflictos de parejas son de la pareja, en principio no tienen nada que ver con los hijos, pero desafortunadamente a los hijos se les suele "usar" como armas de combate de dos maneras básicas:

1. Hijos "escudo": Algunos padres usan a sus hijos como escudos donde esconderse y protegerse, permitiendo así que los primeros que reciban el daño sean ellos (los hijos).

2. Hijos "balas": Otros padres usan a sus hijos como armas arrojadizas para chantajear y hacer daño a la otra persona.

Pautas básicas de comportamiento para relaciones conyugales duraderas

Los problemas de una pareja adulta se deben resolver de manera exclusiva entre los miembros adultos de la pareja, en ello no deben involucrar a  personas que no tengan que ver con la falta de entendimiento entre ellos, especialmente los hijos.

Como recomendaciones prácticas para las parejas, les presentamos estas pautas que les permitirán tener relaciones duraderas y de calidad:

1. Identidad: En nombre del amor suele ocurrir que algún miembro de la pareja cede hasta que es incapaz de reconocerse a si mismo, generando en él una clara pérdida de identidad, con el consiguiente abandono de sus sueños e ilusiones personales. Si tu pareja no te reconoce tal y como eres, difícilmente podrá quererte y ayudarte a conseguir los objetivos que se hayan fijado como individuos y cómo diada.

2. Respeto. Para comunicar algo que nos desagrada o molesta no hay que ofender, humillar o agredir. Las parejas que ponen en práctica la fórmula de la felicidad duradera, son aquellas que procuran comunicarse de tal manera que el otro entienda lo que le está diciendo, y entre ambos podrán así encontrar soluciones adecuadas para los dos.

3. Intimidad. Aunque la pareja tenga niños pequeños deben priorizar los espacios que sean sólo para la pareja, no pueden reducir su vida diádica a la paternidad y crianza de los hijos, esto es importante por supuesto, pero la paternidad debe ser el reflejo de la conyugalidad y viceversa, es una complementariedad sistémica, la pareja se fortalece cuando hay hijos y los hijos se fortalecen cuando hay una pareja sana.

El amor que no se practica se pudre como el agua estancada, a algunos les gusta contemplar el amor, sueñan con ser los mejores amantes, pero pocos están dispuestos a aprender a poner en práctica las mejores técnicas para conseguirlo.

Conclusión

Los conflictos son inevitables, la resolución pacifica de conflictos es un arte que las parejas deben aprender a cultivar, para ello deben procurar fortalecer la identidad, el respeto y la intimidad y, cuando el conflicto se presente, por el bien de los hijos y de la conyugalidad deben evitar usarlos como escudos o como balas, sin duda hay tratar de resolver pacíficamente los conflictos y, cuando ello no se pueda lograr por sus propios medios, lo recomendable sin duda es acudir con prontitud donde un profesional idóneo que les ayude a afrontar la situación en forma positiva.


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