PUENTE (9) CHAMBACÚ: RESISTENCIA AL MALTHUSIANISMO Y LA SUPREMACÍA BLANCA.
PUENTE (9) CHAMBACÚ: RESISTENCIA AL MALTHUSIANISMO Y LA SUPREMACÍA BLANCA.
0.EN MODO INTRODUCCIÓN.
Para narrar de manera breve la historia del emblemático puente Chambacú de la antigua isla Elba, he de escribir en primera instancia las visiones de dos grandes narradores del Caribe colombiano sobre uno de los barrios más historiados de Cartagena de Indias, tal vez por,
su inmediata vecindad con el centro histórico y su ambiente físico tugurial, por la política malthusiana de las autoridades y de la supremacía blanca cartagenera, o por las distintas formas de violencia que esta supremacía ejerció hasta conseguir el desalojo de las familias chambaculeras en los inicios de la década del 70 del pasado siglo XX.
Sin embargo, antes de proseguir es necesario aclarar eso de la política malthusiana y lo del esperpento de la supremacía blanca.
El maltusianismo, es una corriente social y filosófica, cuyo líder fundador fue Thomas Robert Malthus (1766 -1834,) un clérigo anglicano del Reino Unido con gran influencia sobre la economía y la demografía. Miembro de la Royal Society popularizó la teoría de la renta económica y es célebre la publicación anónima en 1798 del libro ensayo sobre el principio de la población.
Una de las tesis centrales de Malthus es la afirmación que mientras la población crece geométrica mente, los recursos para su subsistencia lo hacen de manera matemática, lo cual obliga de manera imperativa a controlar el crecimiento de la población.
Por sus recomendaciones seudo científicas a Malthus se le considera pionero del control de la natalidad; sin embargo, jamás disertó sobre el uso de métodos naturales, la píldora y otros métodos convencionales contemporáneos, para controlar la natalidad de los pobres y marginados del mundo.
Muy por el contrario, y en plena contravía con los principios del cristianismo, el clérigo fue más allá y propuso los métodos más detestables, abominables y criminales, tales como los siguientes:
1.En vez de recomendarle limpieza a los pobres hemos de aconsejarle lo contrario, haremos más estrechas las calles, meteremos más gente en las casas y trataremos de provocar la reaparición de alguna epidemia.
2.La miseria es una ley natural e inconmovible contra la cual es inútil combatir. Por el contrario, sino bastan los cataclismos de la naturaleza, el Estado debe contribuir poniendo su ingrediente de guerras, desentendiéndose de la sanidad pública y de cualquier norma de protección humana. (Thomas Malthus. Wikipedia).
Desde el ámbito de la también detestable teoría de la supremacía blanca, esta, de acuerdo con los testimonios de Wikipedia se define de la siguiente manera:
“El supremacismo blanco o supremacía blanca, es una creencia que sostiene que las personas blancas son superiores, en muchos aspectos a las personas de otras razas o etnias, y por lo tanto, los blancos deben dominar sobre las demás etnias”.
1.PERIODISTAS Y ESCRITORES DENUNCIAN LAS POLÍTICAS NEOMALTHUSIANAS Y DE LA SUPREMACÍA BLANCA CONTRA LAS FAMILIAS DE CHAMBACÚ.
Fueron estas las doctrinas económicas, sociales y filosóficas aplicadas por las autoridades de Cartagena de Indias y las élites de la ciudad, desde la consolidación del barrio en la tercera década del siglo pasado hasta el desalojo en 1971.
Las condiciones de vida de los miles de familias habitantes de Chambacú no pasaron inadvertidas para la prensa de mediados del siglo XX y para varios investigadores y escritores del mismo siglo; ejemplos contundentes de quienes se atrevieron a hacer estas afirmaciones los representan el periodista y escritor Gabriel García Márquez y el escritor Manuel Zapata Olivella.
García Márquez, en una de sus últimas crónicas como reportero de El Espectador en junio de 1955, afirma:
“Como todo el mundo no lo sabe Chambacú es la zona negra de Cartagena, moridero de 8.687 personas que se han ido a vivir a una isla hecha de basura y cáscaras de arroz, a pocos metros del centro urbano. Es una ciudad urbana de casas apelotonadas, construidas con tablas viejas, papel periódico y hojas de lata” (…).
“Por eso no se ve muy claro lo que quiere decirse que Chambacú será humanizada…Lo que no es humano es otra cosa: las autoridades que por 20 años han visto crecer 1.127 barracas sobre un basurero y no han encontrado la manera de cambiar las cosas, a pesar que esta nota se está escribiendo desde hace 20 años, casi todos los meses y en casi todos los periódicos”.(G.G.M.elgetsemanicense.com).
Manuel Zapata Olivella, nacido en Lorica, Córdoba, y habitante de Getsemaní, en su obra Chambacú Corral de negros escribió en 1963:
“La isla crece, mañana seremos 15 mil familias. “El cáncer negro” como nos llaman. Quieren destruirnos. Temen que un día crucemos el puente y la ola de tugurios inunde la ciudad. Por eso para nosotros no hay calles, alcantarillados, escuelas, alcantarillados, ni higiene. Pretenden ahogarnos en la miseria. Se engañan. Lucharemos por nuestra dignidad de seres humanos. No nos dejaremos expulsar de Chambacú.Jamáscambiarán el rostro negro de Cartagena. Su grandeza y su gloria descansa sobre los huesos de nuestros antepasados”. (De la novela Chambacú Corral de negros. Museo Nacional de Colombia: Corrales de negros).
Zapata Olivella en su realismo mágico no tuvo mucho que pedir a la imaginación: Chambacú pasó de ser una isla habitada por aislados pobladores a fines del siglo XIX, incluso una foto de la empresa de aviación Scadta, lo muestra con escasas viviendas en 1928;desde la tercera década del siglo XX, comenzó a ser poblado con mayor fuerza: el ferrocarril Cartagena-Calamar con talleres en su propio suelo ,incentivó la ocupación.
De igual forma sucedió al final de esa década del mismo siglo: recibió a muchos de los desalojados habitantes de los barrios adosados a murallas y baluartes como Pekín, Pueblo Nuevo y Boquetillo; finalmente, la violencia desatada por las élites de los partidos conservador y liberal durante la década de los años 40 y 50 del siglo anterior, aportó otro importante flujo humano a la isla.
Es este el Chambacú consolidado que Manuel Zapata describe en su laureada novela, un valioso aporte a nuestra literatura social, a nuestro realismo mágico, que muy poco tiene que pedir a la imaginación.
2. EL GÉNESIS DEL PUENTE DE CHAMBACÚ. LAS VIVENCIAS DE JUAN GUTIÉRREZ M.
2.1. EL GÉNESIS.
Aun cuando Chambacú estaba comunicado con el actual centro histórico de Cartagena por el puente del ferrocarril Cartagena -Calamar, este fue construido sólo para el tránsito de la maquinaria; por tanto, no era una opción para los habitantes de la isla Elba, al no tener espacios para el tránsito peatonal.
Entonces, las familias chambaculeras para llegar a la antigua isla Karmairí, lo hacían en botes y canoas atravesando el caño de su nombre o bien haciendo el periplo por el paseo de La Media Luna, convertido hoy en el muladar más vergonzoso de la fantástica ciudad, tal como pude comprobar de manera personal el pasado 7 de marzo del 2024.
Así, en la medida que …” Chambacú fue tomando cuerpo. Se construyó un pequeño puente de ramazones y tablas que unía la isla a los extramuros de Getsemaní, saltando por encima de las aguas del Cabrero. Día y noche transitaban los cientos de invasores, cargados con los desperdicios del comercio, de la plaza de mercado, de los muelles, astilleros y de las fábricas. (De la novela de Manuel Zapata Levántate mulato (reproducido de elgetsemanicense.com).
En nuestros días es escasa la documentación existente sobre el puente que nos ocupa; la fotografía más antigua, a nuestro alcance muestra el viaducto en el año 1926, lo cual corrobora las afirmaciones realizadas en líneas anteriores sobre la población del barrio, aún incipiente; el viaducto es una construcción hecha con pilotes de cemento y una estructura de tablas y listones de madera que posibilita el tránsito peatonal y de carretas tiradas por burros.
Otra fotografía del año 1940 muestra un puente desvencijado, con tablas faltantes, constituyendo un peligro para transeúntes, aunque en 1962, aparece ya reparado, posiblemente por iniciativa de la comunidad residente en el sector.
2.2.LAS VIVENCIAS DEL ILUSTRE MAESTRO JUAN GUTIERREZ MAGALLANES.
En calidad de una concesión especial a este cronista, el ilustre maestro Juan Gutiérrez Magallanes nos acompaña con la narración de sus vivencias personales y las de sus vecinos, protagonizadas, aproximadamente a finales de la década de los años 40 del siglo XX. Leamos la importante crónica de Juan:
“A los cuatro años de edad, fui consciente que vivía en una de las accesorias que miraban hacia un puente grande de madera ,sostenido por muros de cemento que sostenían grandes listones de madera , sobre éstos estaban clavadas grandes tablas de madera, en las partes laterales existían barandas hechas con listones de madera .
Con el paso del tiempo las barandas se fueron destruyendo, así como algunas tablas se cayeron. Cuando las tablas estaban completas era muy común que transitaran carretas, tiradas por animales o carretillas de tres ruedas conducidas por hombres. En ese puente, desde que yo tenía cuatro años de edad, vi gente pescando en aquel puente, ya que en ese entonces las aguas del Caño de Juan Angola se comunicaban libremente con las aguas del mar Caribe.
No estaba el Anillo Vial. En las aguas del caño, se podía pescar la misma clase de peces que pescábamos en las playas del mar Grande, lo que nunca vi fue tiburones. A propósito, cuando tenía aproximadamente diez años, vi sacar un mero, como de dos metro de longitud, como también vi tirar una especie de dinamita ,que le llamaban “fulminante”, y matar gran cantidad de peces ,en especial lebranche y sábalos .
En el puente, en especial a la subida, próxima al barrio, era muy común la reunión de hombres en una especie de tertulia, donde hablaban de diferentes temas; recuerdo de la presencia de un sacerdote que asistía a las tertulias, después de terminar con el catecismo de todos los martes . Por aquel puente vi muchas veces pasar el sargento Aguirre, quien vivía en Chambacú; él era el guardián de la cárcel de San Diego , de tal manera que hablaba con los residentes del barrio.
El Puente era muy acudido, cuando la existencia de peces era abundante, especialmente en la pesca de sábalos.
Era el paso rápido para llegar a Torices, Papayal y Espinal, de las personas que vivían en aquellos sectores. El miedo lo generó cierta élite, argumentando la fealdad de las construcciones del barrio.
Yo pescaba, después de llegar de la escuela en las tardes, sacábamos mojarras y pequeños robalos. En aquel puente se formaron muchos recuerdos. Se escuchaban los piropos de los señores que se juntaban a la subida y bajada del Puente. Servía de punto de unión entre San Diego y la isla Elba”.
En mis recuerdos septuagenarios todavía reposan las imágenes de aquel día, sin fecha ni calendario del año 1965 o 1966, cuando cansado del periplo por el paseo de La Media Luna para llegar al centro histórico, decidí, con un grupo de estudiantes de la Normal de Varones, ubicada en ese entonces, al lado de la actual Universidad Libre, en el Pie de La Popa, atravesar el puente sin temor alguno.
Muchos años después recordaría aquellas escenas y momentos, cuando leí las notas de García Márquez Manuel Zapata y Juan Gutiérrez; entonces pude experimentar y comprender en vivo las teorías y prácticas, estúpidas y maléficas del neomalthusianismo y de la supremacía blanca de las clases dominantes cartageneras.
3.EL PUENTE CONTEMPORÁNEO: UN NOMBRE IGNORADO POR LOS SECTORES POPULARES.
3.1. DE LA MADERA AL HORMIGÓN, Y COMO TRANSFORMACIÓN NADIE LO CONOCE.
En el año 1968, el viejo y estrecho puente de madera de Chambacú fue reemplazado por otro de hierro y hormigón, con barandas de metal, altura suficiente para el tránsito de embarcaciones medianas, y bautizado con el rimbombante nombre de Puente de la transformación nacional, en honor a la decadente administración presidencial de Carlos Lleras Restrepo el presidente número tres (1966-1970) del fatídico Frente Nacional de las clases dominantes de ese entonces:1958-1970.
No obstante, ningún cartagenero raizal o adoptivo lo conoce y llama por el esperpento de nomenclatura que le dieron los politiqueros de la época; para los antiguos habitantes de la isla y para quienes entendemos el concepto de identidad cultural, continuará siendo ¡el puente de Chambacú!
3.2 EL ENTORNO AMBIENTAL DEL VIADUCTO EN NUESTROS DÍAS.
Durante el siglo XX, entorno del paso elevado estuvo rodeado por manglares, al igual como lo está en nuestros días; así mismo sus vecinos fueron las masas de trabajadores de los llamados oficios no calificados, artesanos, músicos, estudiantes y las demás personas descritas por Juan Gutiérrez, habitantes de viviendas carentes de las condiciones básicas para ser ocupadas, pero repletas de alegría, música ,y risas, que se acompasaban con los sueños ,ilusiones y desilusiones de los chambaculeros y chambaculeras.
Hoy, todo ha cambiado: la vecindad la forma, un centro comercial de gran categoría, un cuartel de la Policía Nacional, un mini escenario deportivo de patinaje extremo, y una compuerta en el caño de Chambacú, que supuestamente debe estar actuando en consonancia con la bocana de Crespo, para oxigenar el sistema de caños y lagunas, pero que hace años dejó de funcionar.
Así mismo, las construcciones de antaño han vuelto a resurgir en la vía que conduce a Torices, frente a un gigantesco almacén de muebles; ya en la subida, buscando la avenida Rafael Núñez aparece el parque Espíritu del Manglar, en calidad de un buen acierto proteccionista de tan benéficos árboles.
Sin embargo, la zona inmediata al puente, que colinada con la avenida referenciada se convirtió en el inodoro más grande de Cartagena, como puede comprobarse al transitar por el sector sin una mascarilla que proteja de los ofensivos olores de las excretas descompuestas al aire libre, sin control de nadie.
4. EL DESALOJO DEL BARRIO EN 1971.OTROS DESALOJOS
Varios fueron los intentos fallidos de las autoridades cartageneras y nacionales por desalojar a los habitantes de Chambacú, hasta cuando en 1971 lo consiguieron, regocijándose de su triunfo bajo el gobierno de Misael Pastrana; entonces los desalojados fueron reubicados en otros diversos barrios de la ciudad, de manera especial en el llamado República de Venezuela.
Luego de la expulsión de Chambacú, vino la reubicación del mercado público del centro histórico hacia el sector Bazurto de la heroica ciudad, en 1978.En la segunda mitad de los años 90 del siglo pasado la “operación Chambacú” se completó: centenares de familias, del también marginado vecino de este: El Papayal fueron desalojados a las buenas y a las malas desatándose un escándalo nacional que involucró a destacados representantes de las élites cartageneras.
Hoy en Chambacú, en reemplazo de las “casas de cartón”, que nos recuerda la canción de Alí Primera y los cronistas ya citados,imponente se yergue el “edificio inteligente” construido por los poderosos, para los poderosos; tal como dice la inmortal canción de la orquesta Fania:Quitáte Tu , pa’ ponerme yo…quítate tu…
A manera de epílogo he de reescribir las palabras de Manuel: las familias de Chambacú fueron desalojadas, pero nunca han podido los poderosos, desalojar de sus almas: la risa, la alegría, el baile y la música; la resistencia al neomalthusianismo y la supremacía blanca continúa…
El insigne escritor lo escribe mejor que yo:
“Abatidos en el día por los soles verticales, y en las noches por el frío de las brisas marinas; bajo la las lluvias de aguaceros y zancudos, los negros de Chambacú inventaron un nuevo género de vida humana que les permitió ser opulentos en su pobreza. Volvieron a cantar sus bullerengues con el retumbar de los tambores. La alegría, el baile y la risa constituyeron la triada que soportaba el hambre, el dolor y las desilusiones de los abandonados hijos de África”. (Novela levántate mulato. El getsemanicense.com).
P.d Imagen reproducida de Facebook.com
Con los afectos de siempre:
UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.