El eslabón más débil.


Resulta frustrante ser espectadores pasivos de cómo se destruye nuestro sistema de salud y presenciar cómo se convierte en una cadena de eventos desafortunados; una cadena que, en este punto, está a punto de romperse por el eslabón más débil: los pacientes. Mientras el gobierno busca de forma desesperada a quien echarle la culpa por la crisis de medicamentos que vivimos, las filas de pacientes esperando medicinas ya son inocultables en diferentes ciudades del país.

No se necesita ser paciente para entender la desesperación que se puede sentir al saber que tu vida depende de un medicamento y que, sin importar cuánto tiempo esperes o qué tan temprano te levantes para pedir un turno en una farmacia, terminen diciéndote que no hay. Te devuelven a tu casa con un papel que dice "pendiente", que se vencerá en 30 días, con una alta probabilidad de que, cuando regreses al término de ese tiempo, recibas la misma respuesta y vuelvas a irte con las manos vacías y con una enfermedad avanzando.

Es importante recordar que, en Colombia, la salud es un derecho establecido en la Ley Estatutaria de Salud 1751 de 2021, y que, según la Constitución Política de Colombia, es un deber social del Estado garantizar los derechos de los colombianos. En el artículo 49 de esa misma Constitución, se establece que la atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del Estado.

Tristemente, lejos de recibir soluciones por parte del gobierno, esta semana lo único que hemos recibido han sido insultos hacia el personal médico, a quienes se nos ha tildado de "vampiros", "traficantes de la muerte" y "vendidos". En las últimas horas, la agresión se ha trasladado a los operadores logísticos, a quienes se les adeuda 4 billones de pesos, con una cartera vencida de 600 días, según cifras publicadas por Fenalco. Se les acusa de ser acaparadores de medicamentos por encontrar medicinas en una bodega que está diseñada para tener medicinas que posteriormente serán distribuidas a sus respectivos pacientes, como parte de la cadena de abastecimiento, que es casualmente para lo que se les paga.

En este punto, el daño ya está hecho. Un grueso de la población cree que, si un operador logístico tiene medicamentos en bodegas diseñadas para este fin, está reteniéndolos para no entregarlos a los pacientes y perjudicar al gobierno. Aún más triste es que, desde el mismo gobierno y peor desde sus seguidores, a diario se sube el tono con el cual se acusa al enemigo de turno. Solamente ayer llegaron a llamar a los operadores logísticos "asesinos", y eso es inaceptable.

Lo peor de todo es que, en medio de este intercambio de acusaciones entre los operadores logísticos, asociaciones científicas y gobierno, lo único que está claro es que los pacientes no están accediendo a los servicios de salud que necesitan. Los medicamentos se han convertido en un verdadero dolor de cabeza, y la receta estatizante que este gobierno propuso como la supuesta cura para todos los males del sistema de salud colombiano, lejos de mejorar la salud de los pacientes, está empeorando las condiciones de personas que ya tienen bastante que sobrellevar al tener que vivir con una enfermedad. 
Dice el proverbio popular que la cadena se rompe por el eslabón más débil, hoy los pacientes son el eslabón más débil de una cadena que está a punto de romperse, aunque deberían ser lo más importante más allá de las diferencias políticas. 
Los pacientes están sufriendo.


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