Transpiración y olor corporal


 

Las glándulas que producen sudor se encuentran en todo el cuerpo, siendo más abundantes  en manos, pies y cuero cabelludo. El sudor ayuda a mantener la temperatura del cuerpo, a eliminar toxinas, sustancias residuales del metabolismo y junto con la grasa producida por las glándulas sebáceas, forma la emulsión hidrolipídica, que se constituye en una barrera contra la agresión a la piel de elementos nocivos del entorno.

Existen dos tipos de glándulas sudoríparas: las ecrinas, que son las más abundantes y se encuentran en toda la superficie corporal, excepto en labios, glande, tímpanos y lecho de las uñas, y las apocrinas, que se encuentran principalmente en axilas,  areolas mamarias, región púbica, periné, conducto auditivo externo, y en poca cantidad en cuero cabelludo.

Las glándulas ecrinas, producen mayor cantidad de sudor, el cual contiene un 90% de agua y no tiene olor. El organismo es capaz de producir diariamente hasta un litro de sudor, lo cual tiene variaciones de acuerdo al clima y actividad. La sudoración se encuentra regulada por el sistema nervioso, que en condiciones normales responde a los estímulos que requieren producción de sudor como el calor excesivo. Algunas hormonas como la tiroides intervienen aunque en menor proporción en el estímulo a la sudoración.

Las glándulas sudoríparas ecrinas, productoras de sudor sin olor, se encuentran activas desde el nacimiento, a diferencia de las glándulas sudoríparas apocrinas, que inician su actividad en la pubertad, producen una secreción espesa, con muy poco contenido de agua, y son responsables del olor corporal de cada persona. Incrementan su actividad ante estímulos emocionales y el sudor que producen puede ser descompuesto por las bacterias propias del área  corporal donde se encuentran, produciendo mal olor, lo cual puede causar malestar y dificultad en las relaciones sociales, ya que erradamente se piensa que siempre es la consecuencia de malos hábitos de higiene personal.

Con frecuencia se habla indistintamente de desodorante y antitranspirante; en realidad no son iguales. Los antitranspirantes combaten la sudoración y contienen elementos antimicrobianos que evitan la descomposición del sudor. Los desodorantes solo combaten el mal olor, tienen fragancia y no disminuyen la sudoración, por lo cual son los indicados cuando no hay problemas de mal olor. Hoy, la mayoría de lo que llamamos desodorantes,  son una mezcla de desodorante y antitranspirante. En casos de difícil control existen alternativas como aplicación de toxina botulínica en axilas o manos, liposucción de glándulas en axilas y en casos muy severos que no responden a las medidas anteriores, cirugía para eliminar algunos nervios que llegan a la axila.


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