EL MAPA NO ES EL TERRITORIO: Por qué Mindfulness es un verbo y no un sustantivo.


Proemio

El explorador había regresado junto a los suyos, que estaban ansiosos por saberlo todo acerca del Amazonas. 

Pero ¿cómo podía él expresar con palabras la sensación que había inundado su corazón cuando contempló aquellas flores de sobrecogedora belleza y escuchó los sonidos nocturnos de la selva? ¿Cómo comunicar lo que sintió en su corazón cuando se dio cuenta del peligro de las fieras o cuando conducía su canoa por las inciertas aguas del río?

 Y les dijo: «Id y descubridlo vosotros mismos. Nada puede sustituir al riesgo y a la experiencia personales». 

Pero, para orientarles, les hizo un mapa del Amazonas.

 Ellos tomaron el mapa y lo colocaron en el Ayuntamiento. E hicieron copias de él para cada uno. Y todo el que tenía una copia se consideraba un experto en el Amazonas, pues ¿no conocía acaso cada vuelta y cada recodo del río, y cuán ancho y profundo era, y dónde había rápidos y dónde se hallaban las cascadas?

 El explorador se lamentó toda su vida de haber hecho aquel mapa. Habría sido preferible no haberlo hecho.

 Cuentan que Buda se negaba resueltamente a hablar de Dios. Probablemente sabía los peligros de hacer mapas para expertos en potencia.

Introducción

El concepto de mindfulness ha sido ampliamente teorizado, definido y estudiado desde distintas disciplinas, incluyendo la psicología, la filosofía y la neurociencia. Sin embargo, una comprensión meramente intelectual de mindfulness no es suficiente para experimentar sus beneficios. En este texto, argumentaré que mindfulness es un verbo y no un sustantivo: no es una cosa que se tiene o se estudia, sino una acción que se realiza continuamente. Para ilustrarlo, propondré ejercicios prácticos que ayudarán a integrar esta práctica en la vida cotidiana.

El mapa no es el territorio

Al lingüista y filósofo Alfred Korzybski se le suele atribuir el haber acuñado la frase "El mapa no es el territorio" para explicar que nuestras representaciones mentales de la realidad no son la realidad misma. En el contexto del mindfulness, esto significa que leer sobre atención plena, estudiar su origen o comprender su impacto neurológico no equivale a practicarlo. La sed no se calma con estudios químicos o físicos del agua; la sed se calma bebiendo agua. Del mismo modo, la atención plena no se desarrolla leyendo sobre ella, sino practicándola.

Mindfulness: más allá de la teoría

Para muchas personas, el mindfulness se ha convertido en un objeto de estudio en lugar de una práctica vivencial. Algunos lo abordan como una técnica más dentro del desarrollo personal, sin integrarlo realmente a su vida. Pero ¿de qué sirve conocer la mecánica de la respiración si nunca nos detenemos a sentir cómo entra y sale el aire de nuestros pulmones? Es como tener un software que contiene la Biblia completa o las Confesiones de San Agustín, o las obras completas de San Juan Eudes, pero sin que ello convierta al computador en un creyente, el computador sabrá más de biblia que yo, pero no tendrá más fe que yo.

Fabricantes de etiquetas

La vida es como una botella de buen vino. Algunos se contentan con leer la etiqueta. Otros prefieren probar su contenido.

 En cierta ocasión mostró Buda una flor a sus discípulos y les pidió que dijeran algo acerca de ella. Ellos estuvieron un rato contemplándola en silencio. Uno pronunció una conferencia filosófica sobre la flor. Otro creó un poema. Otro ideó una parábola. Todos tratando de quedar por encima de los demás. 

¡Fabricantes de etiquetas!

 Mahakashyap miró la flor, sonrió y no dijo nada. Sólo él la había visto.

 ¡Si tan sólo pudiera probar un pájaro, una flor, un árbol, un rostro humano...  Pero ¡ay! ¡No tengo tiempo!

 Estoy demasiado ocupado en aprender a descifrar etiquetas y en producir las mías propias. Pero ni siquiera una vez he sido capaz de embriagarme con el vino.

Ejercicios prácticos para vivir el mindfulness

A continuación, presento tres ejercicios sencillos para entrenar la atención plena en la vida cotidiana:

1. El ejercicio de la respiración consciente

Instrucciones: Siéntate en un lugar tranquilo, cierra los ojos y lleva toda tu atención a la respiración. No la fuerces ni intentes cambiarla; simplemente obsérvala. Si tu mente se distrae, regresa suavemente a la respiración. Haz esto durante cinco minutos.

Propósito: Entrenar la mente para que regrese al momento presente en lugar de divagar en pensamientos innecesarios.

2. Comer con atención plena

Instrucciones: Durante una comida, elimina distracciones como el teléfono o la televisión. Observa los colores, texturas y aromas de los alimentos. Mastica lentamente, prestando atención a cada bocado. Nota las sensaciones en tu boca y cómo cambia el sabor de los alimentos mientras los masticas.

Propósito: Desarrollar la capacidad de estar presente en actividades cotidianas, reduciendo la impulsividad y aumentando el disfrute de la experiencia.

3. Caminar conscientemente

Instrucciones: Dedica unos minutos al día para caminar sin prisas. Siente el contacto de los pies con el suelo, la temperatura del aire en tu piel y los sonidos del entorno. Si tu mente se distrae, regresa a la sensación de cada paso.

Propósito: Transformar una actividad rutinaria en una oportunidad para cultivar la presencia y la conexión con el entorno.

Conclusión

  • “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”

El mindfulness no es una teoría que se memoriza ni un concepto que se posee; es una acción que se practica. Al igual que beber agua para calmar la sed, la única manera de experimentar los beneficios del mindfulness es ejercitándolo en la vida diaria. La verdadera comprensión de la atención plena no proviene de los libros, sino de la experiencia directa y constante. Si queremos realmente vivir con atención plena, debemos salir de la mente y entrar en la práctica.

Hay gente que compra el mapa de Cartagena, lo a estudiado, lo conoce al derecho y al revés, pero nunca ha puesto un pie en Cartagena, conocen el mapa, pero no la ciudad.


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