Como he venido asegurando durante los últimos años: Cartagena sigue siendo una ciudad excluyente, clasista y racista.
Durante el tiempo que fui funcionario de la embajada de los Estados Unidos de América en su Agencia para el Desarrollo Internacional, USAID, tuve el honor de poder co-diseñar el Programa para Afrodescendientes e Indígenas que hoy se encuentra en el cuarto de cinco años de ejecución. Cuando dicho programa apenas daba sus primeros pasos, coincidió con la elección de alcaldes de 2011. Como parte del objetivo estratégico de fortalecimiento institucional de este programa, el gobierno de los Estados Unidos no escatimó esfuerzos en dar asistencia técnica a los recién electos gobernantes locales, para la formulación innovadora y efectiva de sus planes de desarrollo y planes de inversiones plurianuales. Fue así como en la administración del fallecido Campo Elías Teherán, en conjunto a la contribución de muchas organizaciones de base afro de la ciudad, se consiguió que hubiese una política pública afrocolombiana y se incluyera por primera vez en la historia de Cartagena, una línea específica de enfoque diferencial afrocolombiano e indígena en su plan de desarrollo, a lo que merecidamente se le asignó un rubro presupuestal de mil doscientos millones de pesos anuales para afros y cien millones para indígenas, lo que serviría no sólo para invertirlos en el desarrollo de las comunidades étnicas de Cartagena, sino que servirían de apalancamiento para multiplicar dichos recursos con los de la cooperación internacional o alianzas público privadas.
Este rubro de mil doscientos millones de pesos anuales tiende a ser algo simbólico teniendo en cuenta que el 34.6% —algo así como 365 mil cartageneros— se auto reconocieron como afrocolombianos, palenqueros y raizales durante el censo poblacional de 2005, constituyéndose como la segunda ciudad con mayor población afro de Colombia después de Cali. Pero el logro de tener un enfoque diferencial e inclusivo, era algo significativo y visto como el primer paso de un largo y próspero viaje hacia la inclusión real y efectiva de las comunidades étnicas residentes en Cartagena que además tienden a ser las más pobres y vulnerables históricamente hablando.
Me enfocaré en lo que considero es un problema grave. La administración de Dionisio Vélez no ha cumplido lo que su propio Plan de Desarrollo y plan de acción ha establecido como metas para esta comunidad. En el Plan de Desarrollo, “Ahora Sí, 2013-2015” en su objetivo número uno, “Inclusión Social” y su línea estratégica número cinco, “Inclusión y Prosperidad”, se le dio existencia al “Programa Afrodescendiente”, el cual tiene cuatro áreas de acción a seguir: i) Política Pública de Afrodescendientes a la cual se le asignó un rubro de $300 millones; ii) Fortalecimiento Institucional de Comunidades Étnicas, la que tiene rubro asignado por $100 millones; iii) En Cartagena No se Discrimina, con presupuesto de $100 millones; y iv) La Cultura Afro También Cuenta, con presupuesto de $700 millones. Todo lo anterior para un total de $1.200 millones de pesos para el año 2014.
Ahora bien, haciendo el cruce de información disponible al público en la evaluación de planes de acción en la página web de la alcaldía de Cartagena (www.cartagena.gov.co), el portal de Contratación Visible (www.constratacionvisible.com) y otras fuentes primarias de campo, saltan a relucir hechos que demuestran cómo esta administración está lejos de ser diversa y mucho menos promotora de la inclusión y la diversidad étnica.
A diciembre de 2014 sólo el 69% del presupuesto se había ejecutado, es decir unos $825 millones quedando un remanente sin ejecutar de $375 millones. De los $825 millones ejecutados, el 47% —unos $385 millones— se gastaron en prestación de servicios profesionales y de apoyo a la gestión, es decir, lo que comúnmente se conocen como OPS (Ordenes de Prestación de Servicios). El Programa Afrodescendiente en sus diferentes líneas de acción gastó sus recursos así: $46 millones en capacitaciones a funcionarios; $30 millones en apoyos a iniciativas artísticas; $129 millones en una conferencia internacional; $24 millones en una Kandanga; $60 millones en capacitaciones a Consejos Comunitarios; $25 millones en logística para la Feria Afro Kadume Suto; $46 millones en el alquiler de un vehículo; $385 en OPS; $25 millones en Festival de cuentería y $60 millones en compra de equipos de cómputo.
Ahora bien, este programa y sus líneas de acción tienen indicadores que miden la efectividad e impacto de tal inversión, estos son los resultados:
1. Asesorar jurídica y socialmente a los 26 consejos comunitarios. Se reportó asesoría a 22 de los 26 consejos comunitarios
2. Acompañar a los consejos comunitarios en las solicitudes de titulación colectiva ante el INCODER. Se reportaron 6 acciones de acompañamiento
3. Realizar dos (2) solicitudes de titulación colectiva radicadas ante el INCODER. No se reportó ninguna radicación.
4. Capacitar a 53 funcionarios públicos en enfoque diferencial en el Distrito, se reportó la capacitación de 100
5. Realizar 4 sesiones de la Comisión Intersectorial, se reportó la realización de 2 sesiones
6. Diseñar e implementar un (1) sistema de información y documentación sobre casos de discriminación y racismos en el Distrito. No se realizó
7. Realizar una (1) campaña de auto –reconocimiento de las comunidades negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales. No se realizó
8. Realizar un (1) evento académico AFRO de carácter nacional e internacional. Se realizó
9. Apoyar una (1) Kandanga de las comunidades negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales en el marco de la semana de la afrocolombianidad. Se realizó
10. Apoyar financieramente 5 nuevas iniciativas culturales de organizaciones étnicas y de consejos comunitarios. Se reportaron sólo 2 de las 5 previstas
Queda claro bajo los argumentos aquí expuestos, que las acciones más significativas tales como la radicación de solicitudes de titulación colectiva de por lo menos dos (2) Consejos Comunitarios, no se hizo; la implementación del sistema de información y documentación de casos de discriminación, no se hizo y muchos más quedaron a medias o inconclusos; los indicadores que se cumplieron eran de poco impacto tales como capacitaciones y acompañamientos a comunidades que no lograron obtener sus objetivos más fundamentales. Había los recursos, ahí quedaron $375 millones sin ejecutar sin mencionar la prevención que siento de la forma en la que se gastaron el 47% del presupuesto en prestación de servicios profesionales.
Ahora la cereza sobre el postre. No contentos con el mediocre desempeño y ejecución de los recursos durante el año 2014, la administración distrital ha establecido un recorte del presupuesto al programa Afrodescendiente del 47% bajándolo de $1.200 millones a $639 millones para 2015.
Ahora sí, díganme ustedes, creen que esta administración es incluyente o clasista, racista y excluyente?
Nota adicional: Durante el 2014 a las comunidades indígenas de Cartagena se les asignó un presupuesto de $100 millones para el fortalecimiento institucional de sus resguardos y creación de sus planes de vida, a diciembre de 2015 sólo se había invertido $57 millones en capacitaciones. No se realizó el plan de vida. El presupuesto indígena también fue recortado de $100 millones en 2014 a $83 millones para 2015.