De plaza de los Jagueyes( san Diego) a parque Fernández de Madrid.


DE PLAZA DE LOS JAGUEYES A PARQUE FERNÁNDEZ DE MADRID.

HISTORIAS SECRETAS DE LAS PLAZAS DE SAN DIEGO.4.

1.Evolución histórica: de la colonia a la república.

En Cartagena de Indias, como en cualquier otra parte del mundo occidental, los bienes culturales inmuebles han adoptado diversos nombres, producto del desarrollo político y cultural de la ciudad.

La original Plaza colonial de los Jagueyes no escapó de esta condición, cuando en su seno se construyó el jaguey Real, que abastecía de agua dulce al naciente poblado, precisamente llamado de los Jagueyes, y a buena parte de los habitantes de aquel entonces de los barrios san Sebastián, santa Catalina y Nuestra Señora de la Merced.

Bossa, en el Nomenclator Cartagenero (2007) afirma que: “la denominación de plaza de los Jagueyes dada a este lugar es contemporánea de la fundación de Cartagena. Jaguey es voz taina (Arauca) y significa en español aguada. La palabra tuvo difusión rapidísima en el Nuevo Mundo hispanoparlante, y todavía hoy se usa corrientemente en muchas zonas idiomáticas, como el norte de la antigua Gobernación de Cartagena”. (P.143).

203 años después, en 1736, cuando es terminada y consagrada la iglesia de santo Toribio, la plaza recibe el nombre del santo de la iglesia católica, quien había sido inquisidor en Granada España, pero en Nuestra América, en medio de una gran controvertida historia, fue aclamado como defensor de amerindios originarios y africanos esclavizados.

Así se mantuvo este nombre el cual fue extendido también al barrio ya configurado, y en 1850 el cabildo de Cartagena le dio el nombre de plaza Santander, nombre que no trascendió; la denominación oficial se proyectó desde el 19 de febrero del año 1889, cuando a instancias del presidente Rafael Núñez, se inauguró la escultura del prócer cartagenero José Fernández de Madrid, para celebrar el primer centenario de su nacimiento; entonces recibió el nombre de Plaza José Fernández de Madrid.

2. LOS JAGUEYES Y SANTO TORIBIO: TIERRA DE NEGRERÍAS Y CABILDOS.

Referente al barrio en su globalidad, este, en una primera instancia recibió el nombre de “Los Jagueyes”; con posterioridad en 1736 cuando es consagrada la iglesia santo Toribio, se le denomina con el nombre del clérigo; en los censos de la ciudad del año 1777 y 1875 continúa siendo denominado barrio santo Toribio; ya a principios del siglo XX, en un censo de la ciudad realizado en 1919 se le denomina ya  barrio San Diego hasta nuestros días.

De retorno al objetivo central del ensayo, como es la plaza santo Toribio, se resalta que esta fue un importante centro de concentración de esclavizados para ser vendidos al mejor postor; en otras plazas y calles existía una serie de negrerías, tal como explica el ilustre profesor Jorge Valdelamar, en el texto de su autoría: “Cartagena Negra y Mulata”, citando a Nicolás del Castillo:

En el siglo XVII Cartagena acusó concentración de población negra…se conocieron concentraciones de negros reconocidas como negrerías. Sobre las negrerías de la época señala el historiador Nicolás del Castillo Mathieu:

“Ellas dominaban en las calles de santa Clara y santo Domingo. Había por lo menos una cerca de san Diego y santa Clara. Otra más que va de la calle de la catedral de Cartagena hacia el Mar Grande que fue utilizada por el negrero portugués Manuel Pinto de la Gama y otra en la hoy desconocida calle Alcibia, arriba de la calle de santo Domingo.

Una cuarta, cerca del convento de san Agustín y una quinta en la plaza de los Gaguayes (Jagueyes), actual parque Fernández de Madrid. Una sexta en el barrio de santo Domingo. También un edificio alto en la calle del Tejadillo, el último antes de llegar al mar. Se utilizaba para tales fines y podía albergar hasta 200 negros en el suelo. Y eran más de 24 según las “annuas de los jesuitas”, cifra verdaderamente sobrecogedora para esa y cualquier época” (P.66).

Si bien es cierto que estos corrales de esclavizados representaban al ser dominado y oprimido por sus dueños, los cabildos, por otra parte, encarnaban la resistencia cultural e ideológica de los africanos, la rebeldía pacífica frente a la injusticia, la apuesta por la liberación, y el reconocimiento de sus prácticas ancestrales, permitidas hasta ciertos límites por sus amos.

Sobre los cabildos, Jorge Valdelamar basado en el censo de 1777, narra que en el barrio los Jagueyes existían los siguientes:

Negros carabalíes en la calle del Cabo y los Siete Infantes; negros luangos en la calle Quero; negros araraes y jojoes en la calle san Pedro Mártir; negros minas en la calle del Santísimo; negros lucumíes y chalaes en la calle de los Siete infantes (P.71).

3.LA PLAZA BAJO LA LUPA DE LA HERMENEÚTICA HISTÓRICA. (Breve visión).

Interpretando los escritos de Donaldo Bossa sobre la plaza santo Toribio, realizados en su Nomenclator Cartagenero, es posible destacar tres situaciones en torno al emblemático espacio:

*Primera: la vecindad del judaizante Blas de Paz Pinto, quien fue juzgado y condenado por la “santa Inquisición” por profesar una fe distinta a la católica, hecho aberrante que demuestra la intolerancia religiosa de la época, la perversidad demoníaca de la institución más odiada y aborrecida en la historia de la humanidad, y la forma malévola como los religiosos tomaron de la manera más absurda el nombre de Dios para cometer, con este miles de crímenes contra personas que sólo asumieron su elemental derecho de pensar diferente  a los perversos que detentaban el poder político e ideológico en el siglo XVII, y siguientes. el aciago día del 25 de marzo de 1638.

Segunda: La nostalgia hispano centrista de algunos sectores de la clase dominante cartagenera del año 1889, quienes demuestran la añoranza de la madre patria(España), rindiendo homenaje, en una celebración  de carácter republicano a seres detestables desde la política de Nuestra América como fueron La reina Isabel la católica, quien declaró caníbales a los amerindios Caribes, Cristóbal Colón, el primer esclavista de nuestros amerindios originarios y Pedro de Heredia, el exterminador con sus huestes del más del 90% de esta población  que de 100.000 amerindios en 1533 quedó reducida a un 10% de manera aproximada.

El hecho está referido al día 18 de febrero de 1889, uno de los tres días de los festejos del homenaje a Fernández de Madrid, que Cartagena realizó a instancias del presidente Rafael Núñez, bajo el liderazgo del gobernador José Manuel Goenaga Gómez, de acuerdo con la fuente citada en líneas anteriores.

Tercera: La vecindad en la plaza de Daniel Lemaitre (1884-1961) quien fue político, escritor, poeta, pintor, músico y empresario de la industria.

Lemaitre figuró como uno de los líderes más sobresalientes de la clase dominante de Cartagena en la primera mitad del siglo XX, y en su  condición de alcalde  de la ciudad, desalojó a los habitantes del  Barrio El Boquetillo (1939), adosado a las murallas, ubicándolos en las marismas de Canapote, donde muchos perecieron ante el ambiente malsano para los humanos, agravado con el paludismo, de acuerdo con los testimonios  de algunas crónicas periodísticas de la época.

Con el transcurrir de los tiempos, 133 años después, (1889-2022) el parque Fernández de Madrid, evolucionó hasta ser lo que hoy es: un sitio revegetalizado con jardines y árboles, cuyo esplendor tranquiliza el espíritu del “pasante o el estante”;  de esta manera, el testimonio de Urueta y Piñeres en 1912 lo presenta  como un sitio  “bien sembrado” y, la web Facebook.com/ fotos de antaño de Cartagena, registra una arborización incipiente(arbustos) y varios jardines; ya en 1948  el genial fotógrafo Mangini  en el texto “La Cartagena de Mangini ”presenta un parque bien arborizado.

Otro testimonio importante de Urueta Y Piñeres (1912) en su obra citada da a conocer historias secretas para miles de cartageneros en el sentido de sus gustos recreativos y musicales:

El parque …es atendido con bastante esmero y es lugar de solaz y descanso, principalmente para las personas que habitan en san Diego. “En las noches de los jueves, en las cuales la banda militar toca allí muy buenas retretas, se reúne en ese lugar gran concurrencia de personas de todos los barrios de la ciudad.” P.642.Tomo II).

4. EL PARQUE FERNÁNDEZ DE MADRID EN LA CONTEMPORANEIDAD.

En nuestros días de noviembre 2022, en mi juicio muy particular y respetuoso de las opiniones de otras personas, lo más extraordinario del parque es su carácter de pulmón verde del centro histórico de la ciudad, con una vegetación arbórea y jardines espectaculares, gracias al cuidado de los vecinos del barrio organizados en la fundación  Centro Histórico, con el apoyo del Distrito de Cartagena, según reza una valla publicitaria ubicada en un punto estratégico del lugar.

Todo ello sin demeritar la significación del monumento al prócer Fernández de Madrid, signatario del acta de la declaración de Independencia de la ciudad, médico investigador, escritor y presidente de la Nueva Granada, a su vez representante de la élite criolla de Cartagena en el siglo XIX, dueña de haciendas, comerciante y propietaria de esclavizados hasta 1851, cuando se abolió la esclavitud en la República de la Nueva Granada bajo la presidencia de José Hilario López (1849-1853).

Desde otra perspectiva, el Fernández de Madrid es centro importante de la economía informal, donde los vendedores de refrescos, de artesanías, de dulces y otras chucherías, ocupan un espacio que en nada afecta la movilidad o la estancia de los visitantes, acompañados también de la simbólica presencia de una luchadora mujer, conocida por todos como palenquera que comercializa sus frutas, ataviada con su vestido de colores de la bandera nacional, rememorando que sus ancestros iniciaron la lucha por la liberación desde el año 1540 siete años después de la invasión española a Karmairí.

De igual forma tiene presencia la economía formal de hospedajes, gastrobares, bares, restaurantes y otros servicios para el turista y el nativo, que muy poco frecuenta estos espacios; una que otra edificación está dedicada a la vivienda familiar permanente o transitoria, casi siempre propiedad de extranjeros o de personas del interior del país.

Hoy por hoy, la antigua plaza de los jagueyes, que el tiempo se llevó, conserva el perenne encanto que inspiró las novelas de García Márquez centradas en Cartagena y continúa siendo espacio especial preferido para grabar películas o programas de televisión, tal como sucedió el pasado 16 de noviembre.

De igual forma, la presencia, en una de sus esquinas, de la sencilla y hermosa iglesia de santo Toribio, adornada en su fachada con un par de airosas palmeras, le da un encanto especial, encanto complementado con las “tres esquinas” que forman las viviendas de la calle del Santísimo y la Cochera del Hobo, vecindad del excelente músico Boris García, empañado hace largos años en rescatar el sonido cartagenero con sus valiosas interpretaciones.

Sin embargo, las amenazas no faltan: el parque está sitiado por decenas de vehículos estacionados en dos de sus extremos, lo cual no sólo atenta contra el ambiente, sino también contra la estética del lugar, lo cual sin duda precisa de una inmediata corrección, que podría convertirse en realidad si se aprueba la propuesta de convertir en zona peatonal el centro histórico, propuesta formulada por el gobierno distrital y las fuerzas vivas de los residentes y la sociedad civil.

La implementación de la sostenibilidad ambiental, económica, social, cultural y política no da espera. ¡El cambio es ahora!

Con los afectos de siempre:

UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.

AMBIENTALISTA. PATRIMONIALISTA.


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