GETSEMANÍ: LA RESISTENCIA SOCIAL CONTRA LA GENTRIFICACIÓN Y LA TURISTIFICACIÓN.
GETSEMANÍ: LA RESISTENCIA SOCIAL CONTRA LA GENTRIFICACIÓN Y LA TURISTIFICACIÓN.
La gentrificación es uno de los fenómenos sociales más aberrantes de la sociedad del capitalismo salvaje y la globalización actual, la cual muestra de la manera más cruda los altos niveles de deshumanización a los cuales llegó el mundo contemporáneo.
Mediante la imposición detestable y aberrante de la gentrificación, los dueños del poder económico, social , político -cultural, y los gobernantes de una comunidad, en su conjunto, con ofertas tentadoras, los primeros, por el valor de los inmuebles y los segundos, por la presión de los altos impuestos de catastro (y otros) y el exagerado precio del uso de los servicios públicos, obligan a las familias y personas de menor capacidad económica a abandonar el sitio original donde construyeron su tejido social, consolidando lazos familiares, amistosos, económicos, sociales ,culturales y políticos.
No obstante, el DRAE diccionario de la Real Academia de la lengua española define el término de manera más benévola, pero en el fondo la definición conserva la esencia del fenómeno, cuando explica que:
“Es un proceso de renovación urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo”.
Desde esta perspectiva se visualiza que el fenómeno es de vieja data en Colombia, y que se acentúa de manera especial desde la implantación del Neoliberalismo, en los inicios de los años 90 del siglo pasado bajo el gobierno del presidente César Gaviria.
Adrián Hernández Cordero en su ensayo “Gentrificación y turistificación” explica entonces “que han ocurrido cambios… en las… urbes que las han llevado a priorizar el sector servicios a partir de los intereses del capital financiero transnacional. Igualmente, ha sido importante la confección de políticas urbanas impulsadas por organismos supranacionales y su posterior circulación en el globo.
En este contexto, se han redescubierto espacios tales como los centros históricos que durante la segunda mitad del siglo pasado comenzaron a vivir fenómenos de desinversión y pauperización”. (Revista Dimensiones Turísticas.Vol.5 No. 9. Julio-diciembre 2019).
Es exactamente, lo que ha sucedido en Colombia donde Cartagena de Indias y Medellín ocupan los primeros lugares en este proceso, típico de las sociedades injustas como la nuestra.
Es más: Cartagena, la nuestra, es la ciudad número uno violentada por la gentrificación con escalofriantes datos, que afectan en primera instancia al barrio La Santísima Trinidad de Getsemaní.
La periodista del universal.com Lía Miranda Batista en un excelente ensayo con documentos en manos, ilustra de manera amplia la situación:
“En el año 2005 los habitantes permanentes de Getsemaní, de acuerdo con el Dane, eran 5.306; en el 2018 la cifra disminuyó a 1.185 y de acuerdo con un censo liderado por el Observatorio Cultural de la Universidad de Cartagena, en 2023, la cifra de habitantes permanentes es de 481.
Impresionante la cifra, demostrativa de la indolencia y la rapacidad, respectiva de los funcionarios históricos que consintieron la trágica situación, y de los todopoderosos señores del capital nacional y multinacional.
No obstante, a la gentrificación se le suma, el hijo mayor de esta la turistificación excesiva, al punto que muchos habitantes del barrio manifiestan que cuando recorren las históricas y gloriosas calles del barrio, sólo ven rostros desconocidos, mientras que los del vecindario son escasos en extremo.
Ello no es extraño: cuando se visita Getsemaní es difícil caminar en las aceras, y aún por las calles debido a la afluencia de visitantes de otras partes del país y del exterior.
Peor aún: la gran mayoría de las viviendas de los habitantes originarios de la comunidad fueron convertidas en locales comerciales que satisfacen diversas necesidades de los miles de visitantes quienes acuden a disfrutar el encanto de las calles, callejones y plazas donde se originó la gesta de independencia en 1811 de la Provincia Cartagena de Indias.
Sin embargo, no todo está perdido y la resistencia continúa como se aprecia con la magnífica noticia que ofrece la destacada periodista referenciada, con los siguiente ítems:
1.Un grupo de ciudadanos, entre ellos Miguel Caballero, de diferentes organizaciones trabajó en la iniciativa “Vida de Barrio de Getsemaní de Cartagena de Indias” que fue presentada ante el Consejo Nacional de Patrimonio para salvaguardar el carácter cultural del barrio y fue avalada en 2020, como patrimonio inmaterial de la nación.
2.El pasado 17 de noviembre, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural aprobó la implantación arquitectónica del proyecto de repoblamiento: Resistencia de Getsemaní que busca entregar vivienda de interés cultural a los getsemanicenses afectados por la gentrificación.
3. En entrevista con la viceministra de Los Patrimonios, las Memorias y la Gobernanza Cultural, Saia Vergara, y Javier Pimienta, gerente de Inversiones Inmobiliarias LR.SAS, compañía que lidera el proyecto, se comprobó el contenido del proyecto, el cual tendrá varias fases en su realización.
4. El proyecto arquitectónico: Resistencia de Getsemaní, estará ubicado en los predios de la antigua Jabonería Lemaitre, hoy parqueadero del Centro comercial Getsemaní, y dará albergue a 180 familias (900 personas aprox.).
5. El plan tendrá una reglamentación especial en cuanto a condiciones de habitabilidad, actividades económicas centradas en la recuperación de la vida cultural de la barriada, y participación y liderazgo de los propios habitantes y beneficiarios del proyecto, entre otras situaciones.
La concreción real del proyecto en el próximo trienio (a mi juicio) se constituye en un logro importante para la recuperación y conservación del patrimonio cultural inmaterial y material del barrio líder de la independencia.
El Distrito Cartagena de Indias debe establecer condiciones especiales, al interior de su política fiscal, de manera más exacta: cobro de impuestos, y de los valores del uso de los servicios públicos.
Así mismo, el gobierno local ha de establecer una vinculación prospectiva y positiva con los habitantes del barrio, en cuanto a la vida cultural, estrechamente concebida, y al tejido social, a través de las diferentes dependencias gubernamentales, saldando, de esta manera la inmensa deuda adquirida a través de la historia con los getsemanicenses.
Observada así la situación, las interesantes iniciativas que hoy se tejen y desarrollan en torno a la vida social en general y en particular a la vida cultural de Getsemaní, deben convertirse en modelo de” vida de barrio”.
Vale escribir modelo de vida para rescatar los antiguos sectores coloniales del centro histórico como San Sebastián, Nuestra Señora de La Merced, Santa Catalina de Alejandría, y de manera especial San Diego, sectores donde todavía sobreviven habitantes originarios enfrentando la gentrificación y la turistificación.
A manera de epílogo escribimos que, en nuestros días, uno de los grandes retos del gobierno local es detener la gentrificación y los efectos negativos del turismo y la turistificación en el centro histórico, buscando alianzas legítimas con los representantes de la resistencia, y reglamentando, antes que sea demasiado tarde, la cuestión de los impuestos y los costos de los servicios públicos, entre otras importantes gestiones.
“Si así lo hicieren, Dios, los getsemanicenses y la patria grande y chica, os lo premien, sino Él,ellos y ella os lo demanden”. La historia los juzgará.
A manera de final, final, hay que reconocer la valiosa y perenne gestión de los lideres de la resistencia Getsemanicense, autores del rescate de la vida social y cultural de la comunidad, con la participación activa de los herederos del primer y segundo regimiento de infantería,(de las milicias populares del tiempo colonial) los portaestandartes de la declaración de Independencia absoluta el 11 de noviembre de 1811.
Imagen tomada de eluniversal.com
Con los afectos de siempre:
UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.
Patrimonialista. Ambientalista.