HISTORIAS SECRETAS: MUJERES AFRICANAS Y CARTAGENERAS ESCLAVIZADAS.FIN.


HISTORIAS SECRETAS: MUJERES AFRICANAS Y CARTAGENERAS ESCLAVIZADAS.FINAL.

En el marco del ensayo sobre las mujeres africanas y cartageneras esclavizadas hemos caracterizado a estas, en su diario vivir durante la época colonial, como reacias a la aculturación impuesta por España, trabajadora incansable, prostituta a la fuerza, curandera, hechicera y bruja, víctima de la Inquisición, solidaria y palenquera.

Después de exponer los tres primeros aspectos, paso de inmediato a desarrollar las variables que siguen a continuación:

 4. CURANDERAS CON LA MEDICINA ANCESTRAL.

Heredera de los saberes ancestrales de la herbolaria de su tierra natal, las mujeres africanas y sus descendientes cartageneras, en número destacado se dedicaron a curar enfermos esclavizados y libres de diversos tipos raciales, con hojas, ramas, flores, semillas de plantas y de hierbas medicinales, brindando así sus servicios desde su propia residencia.

Bien pronto de la época colonial, la fama de “curandera “de algunas mujeres esclavizadas y libres, se extendió por los barrios de la ciudad durante la colonia como fueron santa Catalina, san Sebastián, Nuestra Señora de La Merced, santo Toribio y Getsemaní, de manera especial

De esta suerte, religiosos, inquisidores, hidalgos, comerciantes, ricos y pobres acudían a las curanderas solicitando sus servicios, mujeres que ante la ignorancia y el fanatismo de las autoridades religiosas y civiles y de las propias comunidades, fueron estigmatizadas con el calificativo de hechiceras, en el mejor de los casos, o como brujas en las peores situaciones.

Reafirmando algunas de las ideas expresadas con anterioridad en este numeral, en mi libro: Cátedra de Historia Total de Cartagena de Indias (segunda edición inédita, corregida y aumentada) escribo lo siguiente:

“Las esclavizadas fueron parteras y curanderas con hierbas y ungüentos; muchas de estas fueron acusadas de brujas y hechiceras por practicar rituales de sanación y de cultos religiosos, acorde con sus creencias originales de África” (P.71).

5.HECHICERAS Y BRUJAS: PRODUCTOS DEL FANATISMO RELIGIOSO Y LA MISOGINIA.

El fanatismo religioso y la misoginia (odio a las mujeres) de la época medieval y de la naciente edad moderna europea dio origen a la cacería de brujas en el Viejo Mundo, práctica detestable que fue trasladada a las colonias españolas.

 Desde esta perspectiva es pertinente recordar que fue el Papa Inocencio VIII, quien el año 1484 reconoció de manera oficial la existencia  de los conceptos de hechicería y brujería mediante la bula “Summis Desiderantes Affectibus”. tal como lo hemos manifestado en ensayos anteriores; sin embargo, nunca se estableció diferencia entre ambas prácticas.

De igual modo, dos años después, en 1486, en el territorio de la antigua Germania, hoy Alemania, dos frailes dominicos: Heinrich Kramer y Jakob Sprenger, delegados del Papa referenciado, motivaron la cacería de brujas, el aumento de las mujeres acusadas y la quema en la hoguera, de las supuestamente halladas culpables como tales; la estrategia utilizada por los religiosos fue la publicación del libro ¨Malleus Maleficarum: El Martillo de las maléficas o “El Martillo de las brujas”.

Hechicería y brujería, en su esencia, son nociones diferentes como lo demuestra el hecho que a las hechiceras se les acusó de realizar sortilegios (acción de someter la voluntad de alguien mediante el uso de brebajes, remedios mágicos y otras fórmulas) brebajes para conseguir el amor de otra persona, realizar oraciones prohibidas por la iglesia católica como la “Martica”,(la mala) “Francisco con dos te veo”, y hacer la suerte de las habas y de las manos, adivinar el futuro, preparar menjurjes amorosos, entre otras prácticas.

A las brujas, por su parte se les acusaba de tener pacto con el demonio, ente que le entregaba poderes mágicos para hacer mal a los demás, tener el poder diabólico de volar y realizar aquelarres, matar criaturas recién nacidas, chupándolas por el ombligo, provocar pestes, hambrunas, y desatar tragedias en las comunidades donde habitaban, entre otras malévolas acciones.

Contradiciendo esta perversa versión, la filósofa y escritora mexicana: Norma Blázquez Graf en su libro “El retorno de las brujas” explica que estas eran:

“parteras, alquimistas, perfumistas, nodrizas o cocineras que tenían conocimientos en campos como, la anatomía, la botánica, la sexualidad, el amor o la reproducción, que prestaban un importante servicio a la comunidad. Conocían mucho de plantas, animales y minerales y creaban recetas para curar, lo cual fue considerado por los grupos dominantes del medioevo como un poder del diablo”. (Consultado, mayo 06.2023.

En consonancia con los sucesos europeos, una vez extendidas las prácticas curativas, adivinatorias y demás, entre las esclavizadas y libres africanas, y afrodescendientes en nuestras tierras, se dio la demonización de lo africano, y por supuesto de los africanos y africanas residentes a la fuerza en Cartagena de Indias y su Provincia.

De inmediato proliferaron las acusaciones contra las mujeres referenciadas en el siglo XVII; Lidia Delicado (2017) profesora de la Universidad de Alicante, España, en su ensayo “La colonización de los cuerpos femeninos “narra este proceso de la siguiente manera:

“Lo que se consideró una hechicería fue una práctica muy extendida entre las africanas lo que le causó no pocos problemas con la Inquisición que se encargó de …reprimir actos insurrectos de las cautivas y de instaurar el miedo a la rebeldía.

Sobre estos casos es notorio el de Paula de Eguíluz, quien consiguió ingresos económicos importantes ofreciendo consultas y remedios vinculados al amor, dado que hubo mujeres que deseaban impulsar mejores relaciones con sus parejas, a través del éxito de la magia de las esclavizadas.

El expediente de Paula de Eguíluz es uno de los más notables al interior del llamado “cimarronismo femenino doméstico”; sus clientas eran las mujeres blancas y mulatas libres de las ciudades del Caribe donde trabajó, mujeres que pagaban hasta 50 pesos por su trabajo.

Adriana Amaya en el ensayo: “Paula de Eguíluz y el arte de bien querer”, explica que la mujer fue llevada a audiencia por la “Santa” Inquisición en dos oportunidades en Cartagena, después de ser expulsada de Cuba:1624 y 1632, siendo acusada de brujería en la primera a y condenada a usar hábito infamante, a recibir 200 azotes y trabajar en el hospital de la ciudad.

Las palabras de Paula de Eguíluz en sus juicios…” hablan más de la condición femenina esclava, que de aquelarres de brujas voladoras y chupadoras de niños que habitaban, sobre todo en la mente de los jueces. Los fragmentos de su discurso serán interpretados desde una perspectiva de cimarronaje la cual pretende que los saberes sobre los amores  y el deseo, al mismo tiempo que el arte de la sensualidad se convirtieron en territorios de libertad y autonomía para las esclavizadas”.(dialnet.unirioja.es)

6. AUTOS DE FE DE LA INQUISICIÓN CONTRA LAS ESCLAVIZADAS DE ÁFRICA Y CARTAGENA DE INDIAS.

Sin embargo, Eguíluz, no fue la única víctima afrodescendiente de la Inquisición; Elles (2019) en el libro referenciado en líneas anteriores, citando a José Toribio Medina (1953) en su libro La Inquisición en Cartagena de Indias, explica:
Diversos son los Autos de Fe, en los cuales La Inquisición juzgó y condenó a decenas de mujeres, blancas y afrodescendientes, a lo largo del siglo XVII, sobresaliendo los siguientes Autos:

El primer Auto de Fe realizado en Cartagena en 1614, significativo por esta condición y por la calidad de los personajes protagonistas, juzgó y condenó, entre otros a varias mujeres, entre las cuales se destacan las siguientes:

*Francisca Mejía, mulata libre condenada junto con Isabel Noble por usar la suerte de las habas y adivinar el porvenir. Fue declarada hechicera y se le condenó a recibir 100 azotes y el destierro de las Indias.

*Isabel Noble. Fue condenada por hechicera que usaba las palabras de la consagración en sus conjuros. Sufrió igual condena que Francisca Mejía.

*María Ramírez: era mujer de un soldado. Enseñaba ciertas palabras buenas para desenojar a las personas y el conjuro de la Martilla (Martica) mala y echaba la suerte de las habas, del agua y de las palmas.

*Especial significación han dado los historiadores al juicio y condena de una prestante mujer de la sociedad de su tiempo, como fue doña Lorenza de Acereto.

*En este mismo plano se ubica el juicio y condena al mestizo Luis Andrea, quien durante muchos años ofició como mohán de Buziraco(dios de indígenas, afrodescendientes, mulatos y demás cruces raciales)  en la cima del cerro de La Popa.

En 1626 se realizó el Auto de Fe más majestuoso, de los efectuados en Cartagena. Fueron juzgadas y condenadas las siguientes mujeres:
*Francisca de Contreras. Era una española supersticiosa y hechicera. Fue condenada a cinco años de destierro de la ciudad.

*Gerónima de León: natural de la Gran Canaria. Fue condenada por hechicera, al uso de marcas infamantes y el destierro por cinco años.

*Mariana de La Peña. Mulata, acusada de hechicería. Fue reprendida severamente por el Tribunal.

Isabel Bordajín, española: acusada de embustera, hechicera y de usar suertes diabólicas. Fue reprendida severamente por el tribunal y debió usar coroza. (gorro de papel, con marcas infamantes).

En 1634, se realizó un Auto de Fe, muy significativo por la condición de los acusados. Participaron 25 reos, 21 de los cuales fueron mujeres acusadas de brujería, y una más de hechicería; este auto de fe se constituyó en uno en el que mayor cantidad de personas fueron acusadas de cometer los delitos mencionados.

Los nombres de las acusadas y su condición racial(negras, mulatas en su mayoría) están reseñados en el libro de Toribio Medina ya referenciado (Pp. 244, 245) al cual remitimos al lector.

En 1699 se realizó el último Auto de Fe del siglo XVII. En este fueron juzgadas tres personas, por delitos diferentes a la brujería y la hechicería.

La caza de hechiceras y brujas continuará hasta el fin de la existencia de la Inquisición (1821) mostrando siempre el carácter misógino de un grueso sector del clero europeo, y en este caso el de España  residenciado en Cartagena de Indias; el acceso de criollos al clero fue poco apetecido y los afrodescendientes tenían un precario acceso a esta profesión.

Sobre las prácticas inquisitoriales, Marta Lux (2006) en su libro: Las Mujeres de Cartagena de Indias en el siglo XVII, explica:

“Con la llegada en 1610 de la Santa Inquisición…se produjo en la ciudad un ambiente de represión de las ideas, al tiempo que aparecieron mayormente las prácticas de hechicería y brujería, reforzadas probablemente por las insistentes prohibiciones. Estas representaban una actitud contestaria de una sociedad reprimida y vigilada en la que terminaron conviviendo los componentes de la brujería venida de Europa con los rituales y préstamos culturales y sus descendientes, sumados a las manifestaciones mágicas heredadas del mundo indígena.

Por otra parte…el sexo y sus prácticas fueron temas más polémicos: Se les consideraba peligrosos para la salud moral y se asociaban con el demonio y la perdición; la particular relación entre sexo, demonio, maleficio y brujería se había abierto camino. (P.P.23, 25).

7.LA SOLIDARIDAD SIN DISTINGO DE RAZAS DE LAS AFRICANAS Y CARTAGENERAS ESCLAVIZADAS Y LIBRES.

Si bien es cierto que ciertas formas de solidaridad social (valga la redundancia) se dieron en el tiempo colonial, una de estas formas más sobresalientes fue la que practicaron las esclavizadas africanas y sus descendientes cartageneras, al punto que llamó la atención de los científicos españoles Jorge Juan y  Antonio Ulloa, cuyos relatos sirven de base para comprender este fenómeno en una época(1735),y en una sociedad hermética  y opresora, como la de Cartagena de Indias en el siglo XVIII.

Sin embargo, más allá de las crónicas de los referenciados científicos, está la solidaridad política que se dio al interior del movimiento cimarrón y palenquero desde los siglos XVI, XVII Y XVIII.

De ambas formas de solidaridad nos ocupamos en los párrafos siguientes: Aline Helg(2011) historiadora Suiza, en el libro de su autoría:” Libertad e Igualdad en el Caribe colombiano 1770-1835”, citando a los españoles describe el fenómeno, afirmando: “Los viajeros españoles de mediados del siglo XVIII…admiraban el desinterés de las negras y mulatas libres… que recogen y llevan a sus casas y asisten  a los fugitivos y vagabundos españoles recién llegados que se veían  obligados a dormir bajo las arcadas de las plazas porque los comerciantes no los contrataban y el hospital para pobres se negaba a darles refugio.

Aunque algunas mujeres pudieron haber actuado por la esperanza de casarse con esos hombres, pensaban Juan y Ulloa, la mayoría los consideraban demasiado miserables para casarse con ellas      y hacían todos los esfuerzos posibles, a través de sus redes de relaciones para hallarles empleo fuera de la ciudad.

Sin embargo, debido a que entre las afrodescendientes en cada categoría sociorracial las mujeres libres y esclavas superaban ampliamente en número a los hombres, algunas de ellas crearon vínculos y tuvieron hijos con hombres blancos, lo cual contribuyó a que las fronteras entre las razas se desdibujaran”. (P.198).

La otra forma de expresión de solidaridad femenina, fue la política, la cual se expresó a través del papel que cumplieron esclavizadas y libres al interior del movimiento cimarrón y palenquero, convertidas en guerreras, combatientes a la par de los hombres, tal como se escribe a continuación.

8. LA MUJER AFRICANA Y SUS DESCENDIENTES CARTAGENERAS TAMBIÉN CONSTRUYERON PALENQUES.

La invisibilidad a la que los historiadores condenaron a la mujer en la historia, y en el presente caso a la mujer africana y sus descendientes cartageneras condujo a formar una imagen equívoca de esta, relacionada de manera única con los oficios domésticos y ventas callejeras, amén de haberlas demonizado como hechiceras y brujas.

No obstante, nuevas investigaciones demuestran que estas mujeres desempeñaron un papel crucial en la formación del movimiento cimarrón y palenquero, desde el momento en que se fugaban con sus compañeros de las residencias, estancias y fincas de Cartagena y sus cercanías.

 La socióloga Rafaela Vos Obeso en el ensayo: La Mujer negra y su papel en la historia escribe al respecto:

“La horca, los degollamientos y los cortes de los órganos sexuales fueron suficiente acicate para las ansias de libertad de los esclavos(as). La mujer negra participó en este tipo de resistencia. Parafraseando a Nina de Friedman en su relato rescata un aparte del capitán Pedro Ordoñes que enfrentó un grupo de palenqueros “donde ciento cincuenta negras peleaban mejor que los  varones, con sus dardos, macanas y lanzas”.

Vos obeso continúa: Las bandas, primer paso de la formación palenquera, constituidas por un número reducido de hombres y mujeres, en su huida rastrearon hábilmente lugares inaccesibles a sus perseguidores. Levantaban dos o tres bohíos rudimentarios, hechos de palos, caña, palma y bejuco. Dormían sobre esteras, fáciles de cargar, fáciles de incendiar, con los bohíos para cubrir la huida.Vos culmina escribiendo: la mujer negra conforma los primeros palenques, símbolos de resistencia contra el yugo colonial. Se constituye en defensora de instituciones que todavía se perpetúan en el tiempo y el espacio. (P.4). uniatlántico.edu.co. Consultado mayo 07.2023).

Debelado el movimiento palenquero a nivel del virreinato de la Nueva Granada y de la Provincia Cartagena de Indias, el único palenque sobreviviente fue el de san Basilio, el cual en 1713 se convirtió en el primer pueblo libre de América; desde entonces la vida de las palenqueras se transformó, aunque la esclavitud continuó vigente en los demás territorios del virreinato.

 Declarada la independencia desde 1811,en Cartagena de Indias, la Constitución política del naciente Estado no abolió la esclavitud la cual continuó vigente hasta 1851 cuando bajo el gobierno del presidente José Hilario López  se dio la abolición de esta terrible práctica; sin embargo, los antiguos esclavos, en su mayoría se convirtieron en sirvientes de las élites nacionales, provinciales y locales.

La comunidad de san Basilio, aunque libre políticamente, continuó en su atraso económico secular pero su carácter de pueblo libertario le permitió conservar su cultura ancestral esencial, lo cual le valió la declaratoria de “patrimonio cultural inmaterial de la humanidad” por la Unesco.

En nuestros días del año 2023, 70 o 60 años después de la diáspora palenquera hacia las modernas ciudades de Cartagena y Barranquilla, la mujer afrodescendiente libra nuevas batallas por su segunda independencia ingresando a las universidades, obteniendo títulos de pregrado y posgrado, participando en la política nacional, la creación artística y en otras importantes esferas de la vida nacional.

No obstante, decenas de ellas no renuncian a la colonial costumbre de la venta de dulces y frutas en las calles de las urbes, convertidas en símbolos de la resistencia femenina y del coraje impresionante de las descendientes de aquellas que se atrevieron a desafiar al que durante varios siglos fue el más grande imperio colonial de nuestro hemisferio occidental.

P.D. Fotografía tomada de Nathional Geographic

Con los afectos de siempre:

UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.

Ambientalista. Patrimonialista.

 


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR