1.LOS ORÍGENES BORRASCOSOS DEL BARRIO LOS JAGUEYES.
1 .1. REMEMORANDO LA HISTORIA AMBIENTAL DE KARMAIRÍ Y CARTAGENA COLONIAL.
El diluvio entre los indios del Caribe.
Seis siglos antes que los españoles invadieran el actual territorio de Cartagena de Indias, los habitantes de esta, en la isla Karmairí, pertenecientes a la cultura Caribe, a través de su cosmogonía aceptaban al comienzo de los siglos un diluvio que amenazó la existencia de su civilización, tal como lo cuenta el cronista fray Pedro Simón en sus “Noticias Historiales” sobre la provincia y ciudad Cartagena de Indias.
Así mismo, el escritor Nilo Vergara E. en su libro “Mitos y Leyendas de Kalamarí ”se refiere al gran poder destructor del dios Huracán con sus vientos, truenos, rayos y centellas, y por supuesto, con sus lluvias diluviales; una vez- de acuerdo con el mitólogo- terminado el acceso de cólera de Huracán, aparecía en los cielos la figura señera y amigable del arco iris. (Véase mi texto: Reconozcamos nuestra ciudad Cartagena de Indias).
1.2.LOS REALES Y DESTRUCTORES VIENTOS DEL NORTE.
Si bien es cierto, que en cada mito hay realidades ocultas, uno de los primeros registros históricos de los huracanes en tierra cartagenera data del año 1588, cuando los famosos vientos del “noreste” (los alisios de noviembre hasta marzo) provocaron inundaciones y la destrucción de las precarias defensas contra el bravío mar Caribe; así mismo, los vientos del norte causaron grandes estragos en la ciudad en los años 1664, 1671, 1713, 1714, 1718, 1772 y 1778, entre otros.
2. LAS BREVÍSIMAS HISTORIAS SECRETAS DE LA GÉNESIS DEL BARRIO DE LOS JAGUEYES O SANTO TORIBIO.
Desde 1533, cuando se produce la sangrienta conquista de Karmairí por las huestes, o mejor, por las hordas de Pedro de Heredia, se produce la rápida desaparición de los amerindios originarios, cuyas tierras y viviendas van siendo reemplazadas por los huertos de verduras y cocales y por el nuevo tipo de artesanos y esclavizados africanos, en un veloz proceso de españolización del antiguo poblado de los originarios.
Así mismo, la presencia abundante de fuentes naturales de agua dulce, no salobre, a poca profundidad de la tierra, permitirá la construcción de 79 jagueyes o pozos, incluidos el jaguey real; de esta manera, el antiguo poblado amerindio desde 1621 se conocerá con el nombre de barrio de los Jagueyes.
El naciente barrio, en el proceso de construcción de la invasora cultura española, por su ubicación estratégica en la antigua isla Karmairí será objeto de la serie de fortificaciones identificadas con los nombres de san Pedro Mártir, san Lucas, santa Catalina y finalmente, el cuartel de las milicias blancas, conocido con el nombre de Las Bóvedas.
Por otra parte, la relativa lejanía del barrio de los Jagueyes (enclavado en “La Serrezuela”) del centro del poder de los barrios santa Catalina y san Sebastián, motivó la primera, la construcción del convento e Iglesia de San Diego (1608.Bossa) santa Clara (1617.Bossa), luego seguiría la iglesia de santo Toribio (1734.Bossa).
Así, de esta forma, entre borrascas y huracanes, los famosos “nortes”, baluartes y cortinas de murallas, huertos, casimbas y jagueyes, iglesias y conventos surgió el barrio de los Jagueyes, llamado después santo Toribio, hasta principios del siglo XX, cuando mediante un nuevo cambio recibió el nombre de san Diego, el cual conserva hasta nuestros días del 2023.
3.LA HISTORIA DIALÉCTICA DEL BARRIO DE LOS JAGUEYES O SANTO TORIBIO.
Narrada la brevísima historia secreta de la génesis del barrio de Los Jagueyes o santo Toribio, hagamos ahora, una historia lineal y cronológica de la evolución global de este sector urbano y social de Cartagena colonial, tomando como principales fuentes documentales, los textos de Enrique Marco, Rodolfo Segovia y los sociólogos Rosa Díaz Y Raúl Paniagua.
1595: El poblado indígena sobreviviente en los Jagueyes es dejado por fuera de la traza de las fortificaciones elaboradas por el ingeniero Bautista Antonelli quien propuso a esta por la plaza de san Diego dejando por fuera la mitad del creciente vecindario de Los Jagueyes.
A este respecto, Enrique Marco Dorta en el libro: “Cartagena de Indias puerto y plaza fuerte,” afirma que en ese entonces, fines del siglo XXI, el recinto amurallado era menor que actualmente pues por el este cortaba el caserío, por lo que es hoy, la plaza de san Diego. (P.58).
Rodolfo Segovia en el ensayo: “Atlas histórico de Cartagena de Indias “afirma que…Un plano de 1597 la ve (a Cartagena) desbordar la traza de las murallas de Antonelli.
Lo que se ha levantado de ellas, es todavía de fajinas y pronto los nortes embravecidos darán buena cuenta de esas obras provisionales. Las manzanas que dos años antes no alcanzaban a rebasar la plaza de santo Domingo, ahora se extienden más allá de Los Jagueyes (Plaza Fernández de Madrid).
Se propone que en vez de encerrar simplemente la ciudad existente los muros se lleven hasta la orilla de la protección natural que da el agua, aunque abarquen terrenos baldíos, como efectivamente sucedería. (Banrepcultural. Julio 06.2023).
A la par de este proceso, el número de originarios de Karmairí, era cada vez menor, mientras se acrecentaba la población esclavizada traída de África, y de manera especial la de los invasores españoles.
1534.Sobre este tópico poblacional, Díaz afirma: Estos cambios poblacionales que se reflejan, tanto en la estructura urbana, como en la socioeconómica, permiten además la incorporación del barrio de los Jagueyes a la ciudad, mucho antes que Getsemaní (1534).
1586. El cabildo local empieza a intervenir en los asuntos del barrio reglamentando la disposición de basuras en la ciénaga de El Ahorcado (caño del Cabrero).
1621.Los límites del barrio, quedan determinados, de manera aproximada, de la siguiente forma:
“La estructura urbana del barrio Los Jagueyes está casi igual a la de hoy; construidos ya los conventos de san Diego y santa Clara, los cultivos que quedaron fueron reducidos a los espacios comprendidos entre estos conventos, el mar y la ciénaga de El Ahorcado y algunos solares dentro del barrio”.
“El límite suroeste lo marcaba el margen derecho de la calle de la Moneda; los frecuentes nortes: la resaca arriba referenciada… llevó al gobernador Diego de Acuña en 1614 a construir una muralla desde el baluarte la Merced hasta el baluarte santa Catalina para evitar los embates del mar”.
“Esta muralla llamada de la Marina fue destruida por el mar y en 1626 siendo gobernador. Diego de Escobar se inició nuevamente su construcción hasta 1638 cuando fue terminada. Ese mismo año se reforzó la defensa hacia tierra firme… con la construcción del baluarte san Lucas. (Díaz.) (1994). P.P.41,42).
De esta forma santo Toribio quedó configurado, o si se desea, protegido y limitado por los baluartes san Pedro Mártir, san Lucas, santa Catalina, el espigón de este, a la par del baluarte santa Clara y por los barrios la Merced y san Sebastián, mediando la calle segunda de Badillo y la calle de la Moneda, de manera respectiva. (Elles. (2022).Historias secretas de las plazas de san Diego 1.eluniversal.com
4.LAS FORTIFICACIONES DEL BARRIO LOS JAGUEYES.
Cuatro fueron las fortificaciones construidas, y que aún se conservan para defender la plaza Cartagena de Indias, y por supuesto al barrio de Los Jagueyes, de los ataques enemigos y de los embates del mar Caribe; a estas fortificaciones se adiciona, el cuartel de Las Bóvedas, para cerrar el tramo, hasta entonces descubierto, entre los baluartes santa Catalina y santa Clara.
Una breve relación sobre los baluartes ya mencionados permite reconocer algunos datos complementarios:
- Baluarte san Pedro Mártir.
Está situado al lado del caño san Anastasio. Fue construido por los ingenieros Cristóbal de Roda y Francisco de Murga hacia 1630; será terminado por Pando de Estrada hacia 1683, quien lo unirá al baluarte san Miguel de Chambacú en Getsemaní mediante una estacada.
El ingeniero Juan de Herrera y Sotomayor lo mejora hacia 1730 atronerando parte de su parapeto. Fue parcialmente destruido a principios del siglo XX, al igual que los desaparecidos san Andrés, san Pablo y san Pedro Apóstol que cerraban el recinto amurallado hasta llegar a la Boca del Puente. (fortificacionescartagena.com.co/baluarte san pedro mártir. Consultado julio 06.2023).
- Baluarte san Lucas.
Proyectado por Bautista Antonelli en 1595. Los primeros trabajos los terminó Cristóbal de Roda. Francisco de Murga lo terminó en 1638 y fue reparado por Juan de Herrera y Sotomayor entre 1718 y 1719. (Bossa.Nomenclator cartagenero. Baluarte san Lucas).
3.Baluarte santa Catalina. El espigón de La Tenaza.
La web fortificacionescartagena.com.co lo caracteriza de la siguiente manera:
Santa Catalina, al igual que el resto de la muralla de La Marina se caracterizó por un largo proceso constructivo en el que los daños por los temporales y las reedificaciones fueron una constante. Planteado en el proyecto de Bautista Antonelli, fue finalmente construido por Cristóbal de Roda en 1625 quien modificó la traza inicial, al avanzar los baluartes santa Catalina y san Lucas hacia la Boquilla para ganar unos terrenos fértiles y con numerosos jagueyes.
En 1719, Juan de Herrera y Sotomayor lo somete a reparaciones para librarlo de los destrozos provocados por el mar y el ataque de la flota del barón de Pointís…Además inicia la construcción del espolón para proteger el baluarte de los embates del mar, obra que perfeccionará Antonio de Arévalo a fines del siglo XVIII.
Este ingeniero brigadier complementa la defensa de la Avenida de la Cruz Grande, añadiendo al santa Catalina el revellín del Cabrero con foso húmedo y camino cubierto, que actualmente no se conserva al ser demolido a finales del siglo XIX. (Consultado julio 07.2023).
Frente al mar Caribe, el baluarte santa Catalina fue reforzado con el llamado espigón de la tenaza, el cual describen Germán Bustamante y Rodrigo Arteaga en el libro: “Guía de las Murallas de Cartagena de Indias”, de la siguiente manera:
La playa ganada por la escollera se convirtió en un problema para la defensa del frente de La Marina y para cerrar el paso, Arévalo proyectó y construyó esta pequeña muralla entre 1788 y 1789…
Está adosada a santa Catalina y se comunica por una galería (o mina) con la terraza de Las Bóvedas. En 1808 fue reforzado con merlones, troneras, banquetas, aspillera, garita y contraguardia. (P.121)
4.Baluarte santa Clara de Asís.
De nuevo la web, fortificaciones acompaña en la descripción brevísima de esta fortaleza: El baluarte santa Clara al igual que el resto de la muralla de La Marina, sufrió numerosos embates del mar que socavaron su estructura e hicieron necesaria su reconstrucción.
Denominado santa Clara por el convento de clarisas situado a su espalda, fue construido por Cristóbal de Roda durante el primer tercio del siglo XVII.
Juan de Herrera y Sotomayor lo repara entre 1714 y 1719, pero nuevamente será arruinado por los temporales.
En 1742, Juan Bautista Mac Evan lo recalza, pero no sería hasta 1761, cuando Antonio de Arévalo modifica el baluarte y le proporciona su aspecto actual, al demoler su flanco derecho y conectarlo mediante una rampa con los nuevos cuarteles de la tropa conocidos como Las Bóvedas.
No obstante la presencia de los baluartes y el espigón conocido como La Tenaza, el tramo comprendido entre los baluartes santa Catalina y santa Clara, como ya se escribió, era protegido sólo por una estacada, desdiciendo del carácter de plaza fuerte de la ciudad; entonces Arévalo y su equipo de trabajo construyeron entre 1789 y 1798, el cuartel de tropas y de almacenamiento de municiones, pertrechos y víveres ya referenciado.
Es necesario clarificar que la construcción de las fortificaciones de Cartagena, en su conjunto, requirió el esfuerzo de miles de hombres de diversas condiciones sociales, destacándose las autoridades e ingenieros de la élite, los esclavizados de propiedad privada y del rey, libres de todos los colores de piel asalariados, prisioneros españoles, criollos y extranjeros.
A nivel de profesiones y oficios se destacan los ingenieros, carpinteros, caleros, tejeros, aguateros, albañiles, herreros, sacadores de piedra, artesanos de la piedra: canteros, cabuqueros, tallistas, labrantes o picapedreros, calafateros, carreteros de bueyes y burros, herramenteros, guardas, canoeros, sobrestantes(capataces),
La participación de la mujer en la construcción de las fortificaciones es una tarea pendiente de todos quienes amamos escribir las historias coloniales de Cartagena.
5. EVOLUCIÓN SOCIOECONÓMICA DEL BARRIO DE LOS JAGUEYES O SANTO TORIBIO (hoy san Diego).
La evolución social y económica del barrio Los Jagueyes, fue compleja teniendo presente los actores de esta, (3.306 personas en 1808) la proyección y expansión urbanística (15 manzanas en 1808), la extinción de los amerindios originarios, y el aumento del grupo de artesanos que se establecieron en el sector, unos procedentes de España, otros esclavizados y libres,de África y buena parte de estos nacidos en Cartagena.
Los aportes de Rosa Díaz y Adolfo Meisel son claves para comprender estas situaciones, como se explica a continuación.
Díaz plantea los siguientes argumentos:
a). La estructura urbana y poblacional del centro de Cartagena colonial ha sufrido alteraciones: hasta 1595 el barrio se extendía hasta el actual parque Fernández de Madrid, excluyendo el poblado de los amerindios. Sin embargo desde fines del siglo XVI e inicios del XVII, abarcó la zona aledaña a la muralla contigua al caño del Ahorcado.
b). En 1548, en el barrio se produce una creciente demanda de solares para la construcción de viviendas y otros usos.
c). En 1580 Los Jagueyes viven un aumento poblacional con la llegada de numerosos artesanos españoles, negros africanos: esclavos, libres, y extranjeros que han de atender la demanda de mano de obra de la expansión urbana en el contorno de la ciudad, junto con los libres de todos los colores.
Complementando a Díaz, Rodolfo Ulloa, citado por la autora, expresa que, entre la oleada de recién llegados, muchos de estos habitantes, aprovechando el agua de las casimbas y los jagueyes, se dedicaron también a la agricultura para proveer de verduras y hortalizas a los habitantes del barrio y la ciudad crecientes.
d). De manera veloz, van desapareciendo las viviendas indígenas y con estas, sus legítimos propietarios, al punto que, en 1675, la ciudad global contaba con sólo 4.448 amerindios originarios y el censo de 1777, muestra la impresionante cifra de sólo 88 nativos:60 mujeres y 28 varones, que representan el 0.6% de los habitantes de Cartagena:13.690. (Meisel Adolfo. Cartagena de Indias: Un análisis demográfico. Consultado octubre 04.2022).
e). Más, a la par de la transformación arquitectónica y poblacional, la primera variable también aumenta y se consolidan las viviendas de cal y canto: de piedras con argamasa, complementadas con madera y metales duraderos como el hierro.
Igual suerte corrieron las fortificaciones hechas con madera y fajina las cuales desaparecen con la acción destructora y recurrente de los “nortes” y el paso del tiempo” (P.P.33.34). Así, en los inicios del siglo XVII, la construcción de las fortificaciones se hará con materiales duraderos que sobreviven… hasta nuestros días del 2023.
Siendo todavía los finales del siglo XVI y las dos primeras décadas del siglo XVII, la diferencia con los barrios santa Catalina, san Sebastián y La Merced es notoria… “en santo Toribio no se construyeron casas “fuertes”-señala Díaz- como en el centro de la ciudad… tal vez por ser el barrio más alto de la urbe y por no estar aún amurallado, no tenían sus casas balcones o volados de madera, ni segundos pisos necesarios para tomar la brisa que venía del mar”
f). En el año 1677, los avances de la cultura religiosa en la ciudad son notorios y se institucionalizan cuatro parroquias, que administran el culto en cuatro barrios ya consolidados en Cartagena de Indias: santa Catalina, san Sebastián, La Merced y santo Toribio.
6. LOS JAGUEYE SE CONSOLIDA COMO SECTOR DE CLASE POBRE Y BARRIO DE ARTESANOS.
En 1608(Bossa) o 1611, de acuerdo con otros autores, en esta última fecha es fundado el convento de san Diego, para atender las necesidades espirituales del alejado barrio de Los Jagueyes, habitado por gente pobre al punto que muchos no tenían mantos para ir a misa e iban con cualquier remiendo de vestidos; de igual manera los enfermos padecían el riesgo de morir por la distancia de las otras iglesias, (tramos extensos y lejanos y con ardientes temperaturas) ubicadas en los otros barrios de la ciudad.
Estos conceptos, escriben Díaz y Paniagua “expresan con claridad la condición socioeconómica de la mayoría de los habitantes: “barrio de clase baja, pero no marginal.” (P.39). La población que habitaba el barrio era muy heterogénea, en cuanto a su procedencia y oficios, pero tenían como constante, que a pesar de ser aceptados por los españoles que vivían en el centro de la ciudad, estaban alejados de los centros de poder”. (P.39).
Existían, entonces, negros libres, negros esclavos que se ubicaban según su procedencia, ya fueran carabalíes, mandingas, ararás, etc.; había españoles artesanos, hortelanos y muy pocos dedicados al comercio que era la primera actividad económica de la ciudad. El barrio estaba conformado, por lo que hoy podríamos llamar clase baja, pero no marginada”. (Díaz. Obra citada).
En relación con la presencia y trabajo de los artesanos, es necesario tener presente que santo Toribio fue uno de los barrios con mayor número de artesanos en Cartagena, tal como lo corrobora Gina Herrera Agudelo en la tesis: “Participación, presencia y prácticas de los artesanos de Cartagena de Indias” (1770-1810):
…” para la ejecución de las tareas artesanales se tenía en cuenta el sistema de castas, es decir, la raza era categoría que condicionaba a la persona en la sociedad, por esto mismo, como los oficios manuales eran considerados como viles, los mulatos, pardos, zambos y negros llegaban a aprenderlos con menos impedimentos comparado con otras profesiones como el comercio. Según el censo de 1777 sólo se encontraron dos libres ejerciendo esta actividad. En general, el 66.1% de los libres trabajan como artesanos, siendo esta su principal profesión.
El censo nos muestra un significativo número de artesanos afrocoloniales viviendo en Cartagena. De los 235 artesanos que vivían en santo Toribio 208 eran pardos o mulatos y sólo 19 eran “blancos”, por otra parte en el barrio santa Catalina tenían su residencia 250 artesanos de los cuales 194 eran pardos o mulatos y 56 eran blancos.
En el barrio san Sebastián había 91 artesanos negros o mulatos,8 eran blancos y 8 eran pardos, es decir, había un total de 110 artesanos y por último en Nuestra Señora de La Merced, de los 78 artesanos que vivían allí 66 eran negros o mulatos…
De este modo podríamos precisar que los artesanos libres y esclavizados cumplieron un papel significativo…Cartagena, y… representaban casi el 80 de los artesanos residentes en la ciudad”.(P.P.83, 84).
La autora precitada continúa explicando sobre las especialidades de los artesanos del barrio santo Toribio:
30 carpinteros: 21 pardos, 9negros.
40 sastres:37 pardos,1 negro,2 blancos.
35 zapateros:10 negros,24 pardos, 1 zambo.
4 calafates.
1 albañil blanco.
14 plateros pardos.
2 herreros pardos.
De igual forma es importante también la presencia de los artesanos en las fuerzas militares de la guarnición: de los 5.577 soldados que hacían parte de esta, el 11.26 % eran también artesanos. (P.P.50, 51, 52)
En resumen, la presencia de los artesanos en santo Toribio fue muy importante, y los oficios que desempeñaron, muy variados, tal como lo demuestra la autora Gina Herrera Agudelo, en los anexos de su trabajo.
7.SANTO TORIBIO: UN BARRIO CON MUY POCOS DONS (DONES) Y POCAS DOÑAS.
La prevalencia de la pobreza económica en Los Jagueyes, determinó que muy pocos habitantes recibieran, en el trato social cotidiano, el título de don o de doña, reservado sólo para las personas importantes.
Refiriéndose a esta situación, Adolfo Meisel, documentado en el censo de 1777, explica que las personas censadas bajo la categoría don o doña, reservada para los poderosos económica, política y socialmente, en san Diego sólo aplicaba el 8.9% de la población, es decir 278 personas, mientras que, en san Sebastián,440 personas (27%), en La Merced 300 (18.6%) cobijadas bajo esta categoría.
En Getsemaní aplicaban 61 personas, esto es, el 1.5%, lo cual confirma su esencia popular. (Banrepcultural. Tres siglos de historia demográfica de Cartagena de Indias. Consultado.10.05.2022).
Mención especial, merece la crítica condición social a que fueron reducidos los esclavizados recién llegados al puerto de Cartagena, al ser alojados en los llamados corrales de negros o barracas, tal como narra el padre Sandoval, citado por Vidal:
”llegan hechos unos esqueletos, sácanlos luego en tierra, en carnes vivas,pónenlos en un gran patio o corral; acuden luego a él innumerables gentes, unos llevados de su codicia, otros de curiosidad, otros de compasión.
La cita del jesuita pone de relieve como los esclavos eran acumulados para este fin en unos locales especiales, denominados negrerías. Del barco a este había poca distancia.
Estaban situadas sobre todo en las calles de santa Clara y santo Domingo, unas veinticuatro en total, expresamente dedicadas a este fin; construcciones rectangulares, de muros desnudos, con una sola puerta y una ventana en lo alto. Allí eran arrojados hasta que llegara la hora de la venta, que a veces se hacía esperar”.(P.9 ).
CONTINUARA...