¡Qué viva la música costeña!


De haber nacido en otro país seguramente no hubiese conocido ni disfrutado de la música costeña, la cual considero que es la mejor del mundo. Por eso me considero un afortunado de haber nacido en Colombia y en especial en la Costa Caribe.
A pesar que soy un gran salsero, tengo que reconocer que la música costeña está por encima en mis preferencias musicales.
Cuando se acercan las fiestas novembrinas en Cartagena o los Carnavales de Barranquilla yo dudo que haya otra persona más feliz que yo. Mi felicidad es total en esta época del año y deseo que nunca se acaben.
Siento una profunda emoción cuando en las emisoras o en las fiestas populares en los barrios se escuchan temas como: “El pie pelúo”, “Tres puntá”, “La cumbiamberita”, “La maestranza”, “Culera cascabel”, “Songo sorongo”, “El dentista”, “Sombrerito panañeño”, “Popurrí de murgas”, “El cebú”, “Brisas de diciembre”, “La ombligona”, “Los sabanales”, “Compadrito”, “Pura paja”, “Las cuatro fiestas”, “El pasmao”, “El mochilero”, “La cachiporra”, “La paloma guarumera”, “Donde canta la paloma”, “La gallina Javá”, “Mambaco”, “Cundé cundé”, “El Guayabo de La Ye”, Como se acaban las velas”, “Colombia tierra querida”, “Ay cosita linda”, “La estereofónica”, “La pollera colorá”, entre otras, cuya lista es interminable.
Sin demeritar a los músicos y cantantes colombianos de esta generación, considero que la mejor época de la música colombiana fue sin duda la que estamos reseñando.
Agrupaciones y artistas como los Corraleros de Majagual, Pedro Laza y sus Pelayeros, Aníbal Velásquez, Adolfo Echeverría, Pacho Galán, Lucho Bermúdez, los Soneros de Gamero, Los Gaiteros de San Jacinto, Noel Petro, Clímaco Sarmiento, la Sonora Cordobesa, Manuel Villanueva, Rufo Garrido, La Sonora Curro, entre otros, no salen todos los días. Lástima que esos músicos no hubieran nacido en esta época, pues a pesar de dejar un gran legado musical la mayoría está o murieron en la pobreza. No hay derecho para que esto suceda en Colombia.
Quién no ha gozado con los porros y fandangos interpretados por la orquesta del maestro Pedro Laza, un cartagenero, que le dio “caché” al porro.
Pedro Laza nunca conoció a San Pelayo, la tierra cordobesa donde se desarrolla todos los años el Festival del porro. Sin embargo, le puso a su orquesta el nombre de Los Pelayeros. Sus obras maestras fueron las que quedaron grabadas en el albun “Fiesta y corraleja”, tales como: El pie pelúo, El mochillero, El zorro, El iguano, El chivo mono, El teto, El cebú, La papera, Cara de Piedra, entre otros.
Este gran maestro, quien ejecutaba el contrabajo, reunió a los mejores músicos de la región para conformar una orquesta, la cual le dio otro viraje al porro. Por eso el sonido de Pedro Laza es totalmente distinto a las otras agrupaciones de bandas (llamadas papayeras) que habían en la época.
Pedro Laza fue tan grande que se dio el lujo de grabar que con nada menos que con el cantante puertorriqueño Daniel Santos, en aquel trabajo musical llamado “Candela”, donde sonaron los temas: “El vapor Ana Ramón”, “El guiro”, “Massa Massa” y “Arrimaíto”.
Otra agrupación que hizo historia en la música costeña fueron los Corraleros de Majagual. Su estilo propio y canciones picantes fueron reconocidas hasta en el exterior.
La combinación de la música de acordeón con el fandango fue el secreto para que millones de personas quedaran fascinados con los temas de los Corraleros, liderados por Calixto Ochoa, Alfredo Gutiérrez, Eliseo Herrera, César Castro y Chico Cervantes.
Los Corraleros nacieron para hacerle competencia a una de las agrupaciones que en esa época, como decimos popularmente, “se la llevaba toda”: Aníbal Velásquez.
De Aníbal Velásquez podríamos escribir hasta un libro porque es tal su discografía que no habría espacio para citar a sus innumerables canciones.
“El mago del acordeón”, interprete de éxitos como La brujita, Un poquito de cariño, Guaracha en España, La cachiporra, Faltan cinco p´ las doce, El profesor zorro, Las delgaditas, y otras, es el más bailado durante cualquier fiesta que se respete en la Costa Caribe. Sus populares “rasca rascas” son apetecidos por los bailadores. Por eso se dice que cuando suena un disco de Aníbal Velásquez no hay nadie que se quede sentado.
Yo sé que se quedan otras agrupaciones por citar y que son del gusto de los amantes de la música costeña, como el caso de Pacho Galán, Lucho Bermúdez, La sonora Cordobesa, Rufo Garrido, entre otras, pero prometo que les dedicaré otro espacio.
Por lo pronto, me dedicaré a disfrutar de los éxitos de la música costeña por estos días y también los invito a que hagan lo mismo, ¡qué suene la música, juepajé!.


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