Introducción
Este puede ser sin duda uno de los puntos más difíciles de asumir para quienes son papás primíparos. Las primeras separaciones pueden ser difíciles tanto para el niño como para nosotros. Es posible que al principio nos sintamos mal por no poder estar con él todo el día, pero gracias a una cualidad que todos los seres humanos poseemos y que debemos cultivar en nuestros hijos podemos tener la tranquilidad de que nuestro hijo(a) podrá aprender a estar bien, e incluso podrá estar contento sin nuestra presencia, esa capacidad la conocemos como "resiliencia". La RAE (Real Academia de la Lengua Española) define la Resiliencia de esta manera: "Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos". Educar a nuestro hijo para esas primeras separaciones le permitirá fortalecer esa capacidad tan importante para poder desarrollar después una sana autoestima y un estilo de vida saludable.
Delegamos autoridad, no responsabilidad.
Hay un principio gerencial que dice que "delegamos autoridad, no responsabilidad", lo cual se puede aplicar en este caso de la siguiente manera: Aunque alguien más cuide a nuestro hijo(a), la responsabilidad del niño es nuestra, y siempre seremos los padres quienes debemos tomar las decisiones importantes en lo que respecta a su cuidado, seguridad y educación.
Antes de entregar a nuestro hijo(a) al cuidado de otro por primera vez, tenemos que llegar a un acuerdo lo más preciso posible con esta persona que va a atenderlo sobre los límites y reglas del comportamiento de nuestro hijo; es importante decirle cómo queremos que lo trate y darle información clara acerca de su manera de ser, sus costumbres y necesidades. Esto es muy importante, entre otras cosas porque la buena comunicación en este sentido ahorra malos entendidos y problemas innecesarios, como dice el dicho: "cuentas claras, chocolate espeso".
Tan importante como la despedida lo es también nuestro retorno. Cuando regresemos por nuestro hijo, conviene tomarnos un tiempo prudente para pedir información sobre lo que sucedió mientras no estábamos. Este saber ir y saber retornar, sumado al respetuoso y claro flujo de información con la persona que lo cuida es muy valioso para poder asegurar el bienestar del niño, igualmente es de suma importancia ayudar a esa persona lo mejor posible para que pueda hacer bien su trabajo y ser agradecidos por la ayuda que nos brinda, en últimas está acompañando y cuidando a alguien extremadamente importante para nuestra vida.
Para el diálogo
Enumera las cualidades que debe tener la persona o entidad a la que le piensas confiar el cuidado y atención de tu hijo(a) durante tu ausencia.