Olavide y la Ilustración: una historia americana en Europa
Una serie en cinco entregas
Pablo de Olavide nació en Lima en 1725, pero su destino lo llevó a ser uno de los protagonistas olvidados de la Ilustración europea. Entre la corte borbónica, las reformas ilustradas y la Inquisición, su vida fue una montaña rusa de poder, persecución y pensamiento. Este ensayo, dividido en cinco entregas —un prólogo, tres actos y un apéndice—, busca recuperar la figura de este limeño extraordinario que desafió su época y cuya historia, sorprendentemente vigente, interpela nuestra identidad latinoamericana.
A través de estas páginas no se presenta a un prócer perfecto, sino a un hombre complejo, lleno de contradicciones, cuya vida nos ayuda a entender mejor las luces y sombras de la modernidad en América y Europa. Un personaje que merece ser recordado, y quizá, reivindicado.
A modo de prólogo
Supe de la existencia de este limeño cuando lo topé casualmente, investigando sobre lo que significaba viajar en el siglo XVIII entre Trujillo, en Extremadura, y Cádiz, en Andalucía. Al igual que de muchos grandes latinoamericanos de todos los tiempos —incluyendo a su amigo ecuatoriano Manuel Gijón y Leal—, de Olavide yo nunca había oído una palabra. Al conocer, como conozco hoy, su vida y ejecutorias, esa ignorancia me parece más triste que extraordinaria.
No fue Olavide un hombre perfecto, lo que lo hace, a mis ojos, aún más atractivo, pues su vida tiene muchas más enseñanzas para quienes queremos entender mejor el carácter latinoamericano que la de esos próceres endiosados de los que solo nos enseñan virtudes. Con héroes tan perfectos, una pregunta se vuelve obligatoria: ¿por qué nuestros países aún se debaten entre el atraso y la violencia si nos crearon seres impolutos? Es posible que, conociendo mejor la vida de otros personajes históricos de Latinoamérica, como Olavide, podamos dibujar mejor el mapa de nuestro ADN real.
Además de los tres actos en que he dividido este corto relato de la vida de Olavide, incluyo un apéndice que pretende recordar que los comentarios insultantes y de mala leche no son exclusivos de nuestra época. Algunos de los ataques a personajes como Olavide, y a movimientos como la Ilustración, eran incluso más refinados y brutales que los actuales, como lo demuestra el panfleto titulado Vida de don Guindo Cerezo, escrito posiblemente por un fraile bajo un seudónimo que presumía objetividad y justicia: Justo Vera de la Ventosa, pero sin el menor sentido de la verdad, por no hablar de otras supuestas virtudes cristianas.
Al final incluyo unas fuentes bibliográficas, no sin reconocer (mea culpa) que, en mi caso, toda búsqueda de información sobre personajes y hechos históricos siempre arranca con Wikipedia y ChatGPT, para luego profundizar en mis pesquisas.